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jueves, 5 de octubre de 2006

Diarios en Euskera en el Siglo XIX

Gracias a Lilith del blog Plur Mental Chaket nos llega este ensayo acerca de un par de semanarios editados en los Estados Unidos en euskera.

Aquí tienen una parte del mismo:

Historia del periodismo en lengua vasca de los Estados Unidos: dos semanarios de Los Ángeles en el siglo XIX

Javier Díaz Noci

Profesor titular de Universidad, Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, Universidad del País Vasco.

1. La emigración vasca a las Américas y los primeros periódicos vasco-americanos

Durante los últimos años del siglo XIX, la prensa floreció en los Estados Unidos. Apareció un considerable número de nuevos periódicos escritos en inglés, el idioma si no oficial (la Constitución de Estados Unidos nada dice al respecto) sí oficioso del país, y rápidamente el modelo americano se extendió al resto del mundo. También se publicaron otros periódicos escritos en las múltiples lenguas de los emigrantes que de todos los rincones del globo acudían al reclamo del Nuevo Mundo, muchos de ellos esperando conquistar el Oeste y sus feraces minas de oro. Ciudades como San Francisco y Los Ángeles multiplicaron sus respectivas poblaciones en apenas unas décadas, hasta convertirse en grandes metrópolis. En California la ciudad más importante era, en la segunda mitad de la centuria pasada, San Francisco, donde se publicaba un buen número de periódicos, pero pronto Los Ángeles se convirtió en un importante asentamiento, y ya en la década de los años 80 era una gran urbe. Fue entonces cuando aparecieron los únicos periódicos que, hasta el momento, se han publicado íntegramente en vascuence allá en los Estados Unidos: Escualdun Gazeta y California-ko Eskual Herria, ambos de la mano de dos abogados de dudosa reputación y oscura historia, típica de aquellos convulsos años de conquista del Oeste americano2. Ambos trataron de servir a la comunidad vasca de California y de los estados limítrofes con dispar éxito.

Los vascos, tanto peninsulares como continentales, hubieron de emigrar a América sobre todo a partir de 1850. Forzados por una estructura económica y jurídica ligada a la explotación de pequeñas parcelas agrícolas en régimen familiar, así como por la resistencia al servicio militar obligatorio en el caso de los vascos franceses (lo que explica que casi la mitad de los emigrantes fuese menor de veinte años), obligó a buena parte de los vascos a buscar vientos mejores (Mathy, 1986: 101). Muchos de esos vascos se dirigieron a América del Sur, sobre todo los vascos peninsulares, una de cuyas lenguas, al menos, era el español. Buena parte de ellos se estableció en la zona del Río de la Plata, entre Argentina y Uruguay. En Montevideo, por ejemplo, existió y existe una importante colonia vasca desde 1825.

En el caso del País Vasco continental, el gobierno francés apoyó decididamente la emigración a partir de la segunda mitad del siglo. Entre 1848 y 1855, sin ir más lejos, el número de vascos continentales emigrados a América pasó de 672 a 1.942. La corriente migratoria al Nuevo Mundo alcanzó su culmen en la década de 1880: en Burdeos, por ejemplo, había en 1880 nada menos que 23 agencias dedicadas a organizar el viaje en barco a todos aquellos vascos que quisieran o se vieran obligados a ir a América (Douglass, Bilbao, 1975; Douglass, 1989). La afluencia de emigrantes desde el País Vasco francés fue también grande, según Louis Etcheverry, entre 1865 y 1874, con una media anual de 1.775 personas. En total, según esta misma fuente, desde 1832 hasta 1884 64.227 vascos, prácticamente la cuarta parte de la población, fueron desde la parte continental del País a América (Etcheverry, 1886: 494; Charnisay, 1996: 105). Otras fuentes (Mathy, 1986: 101) aseguran que fueron 79.000 personas las que abandonaron el departamento de los Bajos Pirineos desde 1831 a 1886. Desde 1846 Francia era el país de Europa que más emigrantes enviaba a los Estados Unidos, así que no es de extrañar que la mayoría de los vascos continentales dirigiesen allí sus pasos, sobre todo a partir del descubrimiento de las minas de oro en 1849. Sólo San Francisco, que en 1850 contaba 40.000 habitantes, tenía entre 5.000 y 6.000 franceses, bastantes de ellos vascos. En sólo tres años, el número ascendió a 28.000 personas de origen francés. Una nueva gran oleada de emigrantes se produjo entre 1872 y 1890 desde el departamento de los Bajos Pirineos, en el que se incluían los territorios vascos de Labourd, Baja Navarra y Soule, a California, Nevada y Idaho (Charnisay, 1996: 217).

Mientras los Estados Unidos recibían, sobre todo en California (en Oregón y en Nevada los vascos de origen peninsular y continental estaban mezclados), vascos continentales, los peninsulares se dirigieron sobre todo a América del Sur, más apropiada para recibir a aquellos vascos que hablaban también (y alguno de ellos, exclusivamente) castellano, lengua oficial y única de aquellos países, de manera que el idioma no era un problema. En España, la población crecía incesantemente, también la de las principales ciudades vascas y navarras. Vitoria y Pamplona habían para entonces doblado el número de sus habitantes, mientras que las poblaciones de Bilbao y San Sebastián se cuadruplicaron. En aquellos años la prensa en vascuence comenzaba a dar sus primeros pasos: los primeros textos en lengua vasca en un periódico datan de 1834, en San Sebastián, y el primer semanario, efímero, en euskera se editó en Bayona en 1848 (Díaz Noci, 1995). Para entonces, ya había importantes núcleos de vascos en América, sobre todo en Montevideo (Uruguay), Buenos Aires (Argentina), Cuba y los Estados Unidos. Y aquellas colonias comenzaron igualmente a crear sus medios de comunicación.

El primero de esos medios fue el de la Asociación Laurac Bat de Buenos Aires ("Laurac bat", "Cuatro (hacen) uno" era el lema que proclamaba la unidad de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra). El título de ese periódico, semanal, era precisamente Laurac bat, y apareció por primera vez en 1878. La colonia vasca de Montevideo fundó una asociación de igual nombre, y asimismo comenzó en 1881 a publicar el periódico Laurac bat. Por citar sólo algunas otras publicaciones periódicas pioneras, en 1893, también en Montevideo, José R. de Uriarte publicó el primer magacín vasco del Nuevo Mundo, La Basconia, de larga vida, y en los años siguientes aparecieron Euskal Erria (1898), Vasconia (1898), Haritza (1898) e Irrintzi (1904). Las citadas publicaciones, como todas las demás publicadas desde entonces por los vascos de América latina, eran bilingües: la mayoría de los textos estaban escritos en español, y sólo se reservaban algunos breves espacios de los periódicos para noticias o comentarios escritos en vascuence. Es una característica que no ha variado posteriormente en los medios de comunicación de las cada vez más pujantes e integradas en sus respectivos países de adopción comunidades vascas de América del Sur, desde México hasta Argentina y Chile, hasta la actualidad (para un catálogo completo de la prensa en lengua vasca, incluida la bilingüe, vide Díaz Noci, 1994).

Continúa...


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