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lunes, 9 de octubre de 2006

Oficialidad Ya

Les presento una segunda reseña del partido de futbol entre Catalunya y Euskal Herria que también nos llega cortesía de Vascos México:

Catalunya 2 - Euskadi 2

Pako Ruiz
Enviado especial a Barcelona

Una imagen vale más que mil palabras. Es un principio inexorable. La historia está llena de ellas. Es la memoria en sí. Ayer se trataba de dejar esa instantánea que perdurará en el tiempo. Que puede recordarse como el principio de una nueva etapa. Como la imagen que acercó el objetivo de la oficialidad. Catalunya y Euskadi se la enseñaron al mundo. Quieren hacer realidad un derecho. Y pusieron, para ello, más argumentos aún. Andando se hace camino. Ayer dieron un paso enorme. Ratificaron lo que es un hecho. Que tienen por detrás un mayoritario respaldo social e institucional, que cuentan por un poderío deportivo de primer nivel y que presumen de aficiones ejemplares.

El pasado sábado se disputaron encuentros de la fase de clasificación para la Eurocopa de 2008. Catalunya y Euskadi, en una fecha FIFA, se asomaron un día después al escenario internacional. 57.000 personas dieron fe. Una masiva asistencia que no se dio en las citas oficiales de 24 horas antes. Otro detalle que suma. Las dos naciones comparten el mismo anhelo. Hasta ayer lo habían plasmado por separado. Tocaba ir de la mano. Cuestión de hacer más fuerza. Era, en definitiva, un partido necesario, esperado hace tiempo.

La victoria es el objetivo en todo duelo. Catalunya y Euskadi así lo ratificaron. Ambas se habían encargado de decir que estos partidos gustan ganar. Lo ilustraron desde el instante inicial. Su apuesta fue el ataque, el gusto por el buen fútbol. Otro detalle más para reivindicar. La primera parte fue de vértigo. De las que pasan sin darse uno cuenta. 45 minutos que parecieron la mitad. Fútbol total. Hasta una docena de claras ocasiones de gol que evidenciaron las intenciones generosas de dos selecciones con hambre.

Apuestas similares

José Ángel Iribar y Mikel Etxarri, los dos seleccionadores vascos, ofrecieron pocas sorpresas en el once inicial. Con Riesgo bajo palos, López Rekarte, Aitor Ocio, Labaka y Casas, uno de los cuatro debutantes, compartieron la línea defensiva; Mendieta, que regresaba con Euskadi cuatro años después, Orbaiz, Iñaki Muñoz y Gabilondo coparon la medular, con Aduriz, otro debutante, y Uranga, en ataque. Pere Gratacós, técnico catalán, también regaló un once de gala. Valdés, Curro Torres, Lopo, Oleguer, Fernando Navarro, Sergio, Corominas, Gerard, Roger, Jonathan Soriano y Luque, jugadores de una calidad incuestionable y en varios casos que militan en diferentes ligas europeas.

Las cartas ya estaban puestas sobre la mesa. Sólo quedaba hacer buena la pizarra. La selección nacional vasca avisó pronto. Gabilondo, uno de los más activos en la primera parte, tuvo la primera gran ocasión. Luque, un jugador sin suerte en el Newcastle, respondió en dos ocasiones. Puro frenesí. Ataque y ataque. Aduriz se encargó de poner brillo a su debut con la tricolor. El jugador del Athletic se fabricó una gran acción por banda derecha, para superar por velocidad a Fernando Navarro y batir con maestría a Víctor Valdés en su salida. Euskadi ya jugaba a favor de corriente. Catalunya, por el contrario, tenía que reaccionar. No está habituada a ganar cuando se enfrenta a Euskadi. Lo intentó, pero perdonó. Roger García, que ayer alargó su récord de comparecencias internacionales al sumar ya una docena, lanzó un misil que se estrelló en el larguero de la meta de Riesgo. Euskadi también tuvo su ‘‘palo’’, cuando el disparo de Gabilondo desde el borde del área se topó con el poste derecho tras tocas Valdés.

El segundo acto frenó un poco la intensidad. El carrusel de cambios aminoró la marcha. Con todo, Tiko y Fernando Llorente, dos de los hombres de refresco, fabricaron el segundo tanto, firmado por el segundo con un impecable cabezazo. El 0-2 parecía finiquitar el duelo. Euskadi ya se veía triunfadora. Olvidar, así, las injustas derrotas ante Camerún y Gales. Pero Catalunya pidió sitio. No se tumbó. Se levantó. Lo suficiente. Verdú, dos minutos después de saltar al césped, firmó el primero y Luque selló el empate. Resultado, la imagen valió más que mil palabras.

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