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sábado, 3 de febrero de 2007

Milakabilaka : Diálogo

Este escrito en pro del diálogo y la paz aparece hoy en Deia:

El camino es el diálogo


Paul Nicholson

No hace falta ser muy perspicaz para constatar lo evidente: todos los procesos de paz son largos, duros y difíciles. Así lo demuestran los procesos de resolución que se han conocido en el mundo. Hace falta mucho tiempo para aliviar el sufrimiento causado históricamente los unos a los otros, y es difícil y complicado acordar y aceptar las bases políticas que normalicen y regulen las relaciones entre comunidades humanas.

Somos conscientes de todo ello, pero no nos queda otro camino que afrontar la cuestión de una vez para siempre, o por lo menos, crear las bases sólidas para empezar a encauzarla.

No es momento de mirar al pasado, ni de buscar o echar la culpa a nadie. No nos conduciría a ninguna parte y no demostraría más que una cosa: que cada vez que se interrumpe o retrasa el proceso, todos salimos perdiendo. Los análisis y estudios sobre los acontecimientos siempre dependerán del enfoque y pensamiento de cada cual. En mayor o menor medida, todo el mundo tiene identificados de antemano unos aliados y unos adversarios políticos. En mayor o menor medida, hacemos una interpretació n particular sobre lo que aquí ha ocurrido, pero en el momento actual, centrarnos en ese debate nos llevaría a un callejón sin salida. Tenemos un trabajo previo y fundamental que hacer, y no es, precisamente, determinar qué aspectos son los que nos separan. Es momento de otro tipo de actuaciones, es momento de unirnos y de reivindicar lo que todas las personas de buena voluntad deseamos: la paz.

Al margen de nuestra forma de ser y modos de pensar, todos los ciudadanos y ciudadanas debemos asumir de común acuerdo, aquello que la lógica nos impone: el camino es el diálogo. No hay otra opción, si de verdad queremos cerrar las heridas. Únicamente una solución y un acuerdo compartido podrán sacarnos de este atolladero que nos atenaza durante demasiado tiempo. Somos conscientes de que no va a ser fácil, que a los políticos y agentes que han participado y están participando en esa labor no les va a resultar una tarea sencilla. En primer lugar, la solución requiere una correspondencia, un acercamiento entre personas que en muchos casos habían roto todas las vías de comunicación y, asimismo, recuperar la confianza y las relaciones entre las diferentes sensibilidades. Sabemos que no va a ser fácil, que a menudo la desconfianza hará acto de presencia en las reuniones, pero los ciudadanos y ciudadanas no podemos permanecer mirando el tren como vacas que pastan. No nacimos para ello. Nuestras vidas son responsabilidad nuestra, somos nosotros los dueños absolutos de nuestro futuro y de lo que nos suceda. Los ciudadanos y ciudadanas somos imprescindibles para lograr la solución: somos la garantía misma del acuerdo que nos afecta.

Por ello, a las voces que señalan que el proceso está roto y que no hay solución posible queremos responder que, cueste lo que cueste, no hay otra opción, y que ese es el único camino. Que nunca vamos a cejar en el empeño, que las dificultades y el cansancio no son excusa, que, en todo caso, constituyen un estímulo.

Así lo expresa un poema de Joxanton Artze: *De lo contrario, caminaremos en vano;/si no matamos/ todo/ lo que no nos deja vivir,/ nunca podremos vivir/del todo. *

Tiene razón el poeta, puesto que si no matamos la desesperación y la impotencia, no podremos vivir plenamente, quedaríamos condenados a una vida a medias. Y queremos vivir plenamente, esta vida que nos pertenece la queremos vivir entera: una vida basada en la paz, en el respeto de todos los derechos de todas las personas y en una democracia plena.

No se trata de un sueño, ni de una utopía, no es más que una reivindicación fundamental, para poder recorrer juntos el resto del camino. En nuestra opinión, además, nos encontramos en el mejor momento que ha existido nunca. Por una parte, porque todos los ciudadanos exigimos la paz y porque la sociedad nunca la ha tenido tan asumida. Y, por otra parte, porque, a pesar de las dificultades, una parte del camino al menos, ya está recorrida. Es lógico pensar que el trabajo realizado por las distintas mesas a lo largo de tantos meses no ha caído en saco roto. Todas las partes conocen ya qué piensan las demás. Cada cual ha mostrado sus cartas, aunque no seremos nosotros quienes empecemos a exigir que las muestren aquí y ahora.

Sabemos que el proceso de resolución tiene sus propias reglas. No obstante, sean los que fueren esos acuerdos y propuestas, deberán contar con la aprobación de toda la ciudadanía, y mejor que ello suceda mañana mismo que pasado mañana. Como ya ha quedado dicho, para que la democracia no sea un término vacío, deseamos una democracia plena, en toda su magnitud y esplendor. No estamos dispuestos a abandonar esa premisa. Para que se cierre la herida y no vuelva a infectarse de nuevo, es preciso que la solución sea refrendada por los ciudadanos y ciudadanas.

Por ello, nos adherimos al movimiento ciudadano Milakabilaka, porque la cuestión no es que cada cual consiga lo suyo. La clave está en avanzar en lo que será la solución, en unirnos todos y todas y en impulsarlo conjuntamente. Sabemos lo que queremos, tal y como ha quedado dicho anteriormente: paz, todos los derechos para todas las personas y democracia. Ésas son las bases sólidas para el futuro, y los políticos y demás agentes serán juzgados dependiendo del esfuerzo que realicen para su consecución. Les exigimos, por tanto, que se pongan manos a la obra. Que, sin caer enredados en palabras, logren, de una vez por todas, lo que todos los ciudadanos y ciudadanas les reclamamos firmemente: solucionar lo que haya que solucionar.

Precisamente, eso es lo que reivindicaremos hoy en Bilbao, a las cinco de la tarde, en el trayecto que va desde la Campa de los Ingleses junto al Guggenheim hasta Uribitarte. Allí nos reuniremos sin ninguna pancarta, porque los únicos símbolos seremos nosotros mismos: los ciudadanos y ciudadanas. Jóvenes y mayores, hombres y mujeres, todos unidos, a favor de nuestro futuro. El lema será el que sigue: "Diálogo. Respeto a Euskal Herria. Paz".

Además de Paul Nicholson firman el artículo Amelia Jauregi, Txutxi Ariznabarreta, Amaia Almirall, Modesto García, Jesus Uzkudun, Loli Garcia, Belen Arrondo, Jon Moñux, Panpi Santemarie, Mirentxu Doihanarte, Josu Egireon, Arantza Iturbe, todos ellos promotores de Milakabilaka


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