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sábado, 3 de marzo de 2007

Todo lo que Queda por Reparar

Un aniversario más del cruel acto de terrorismo de estado ordenado por el "líder moral" del Partido Popular (PP), Manuel Fraga Iribarne. En Deia se ha publicado este texto al respecto y a los muchos otros crímenes cometidos en contra del pueblo vasco en el nombre de la España Una Bajo Dios:

3 de Marzo: memoria, justicia y verdad

Andoni Txasko y Lander García

Se cumple un nuevo aniversario de la masacre policial de 1976 que provocó el trágico balance de cinco obreros asesinados y un centenar de heridos de bala en Vitoria-Gasteiz. 31 años después, seguimos recordando a estos cinco compañeros: Romualdo Barroso, Francisco Aznar, Pedro Mª Martínez Ocio, José Castillo y Bienvenido Pereda. Sin olvidar que en las protestas que se extendieron para denunciar lo ocurrido, las balas de la injusticia también asesinaron a Vicente Antón Ferrero en Basauri, Juan Gabriel Rodrigo en Tarragona y Mario Marotta en Roma. No son los únicos muertos por la actuación represiva de los aparatos del Estado español. El 3 de Marzo no es un hecho aislado, es la punta del iceberg de una estrategia de terror dirigida contra las luchas por las libertades y diseñada para aniquilar cualquier intento de ruptura total con el franquismo. Así comprobamos como en mayo de 1976, dos meses después de la tragedia de Vitoria, mercenarios y fascistas, con la complicidad de las fuerzas policiales, asesinaban en la romería de Montejurra a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos. En septiembre de ese mismo año Vicente Velasco Garrán, natural de Laudio, moría a consecuencia de las heridas que le produjo la policía en una manifestación que denunciaba el primer aniversario de los fusilamientos de Jon Paredes "Txiki", Ángel Otaegi, Xose Humberto Baena, Ramón García Sanz y Xose Lois Bravo. En 1975, cuando intentaba huir de la represión contra las movilizaciones que se realizaban en protesta por estas sentencias de muerte firmadas por Franco, Koldo López de Gereñu de Beasain murió ametrallado por la policía. Son cientos los tiroteados por los cuerpos represivos en los últimos años de la dictadura y en los primeros años del franquismo sin Franco. La estrategia de tirar a matar en los controles, en las razias policiales contra activistas, contra los movimientos populares y contra las manifestaciones en general deja un indignante reguero de sangre y de impunidad en Euskal Herria. Casos como el de Mikel Salegi, asesinado a sangre fría en un control de la Guardia Civil una mañana de diciembre de 1974 en Donostia. Otros asesinatos impunes como el ocurrido algunos años antes en Urabain (municipio de Asparrena) donde Segundo Urteaga fue acribillado por guardias civiles cuando hacía sonar las campanas de su parroquia. La versión oficial justifica su fusilamiento insultando a la verdad y a la memoria de este alavés condenado también al silencio y olvido institucional. Crímenes que la historia oficial esconde, como Antonio Fernández, víctima mortal en 1969 de la actuación represiva durante una manifestación de protesta ecologista por la contaminación industrial en Erandio. El mismo destino que Germán Rodríguez en San Fermín de 1978 y Joseba Barandiaran días después en Donostia. Más balas, más represión, más sangre inocente, como el 3 de junio de 1979, cuando Gladys del Estal Ferreño murió en Tudela a causa de un disparo en la nuca, a quemarropa, efectuado por un miembro de la Guardia Civil. Sólo son algunos ejemplos de los cientos de casos, algunos nombres de los muchos que son necesarios recordar, al igual que con el 3 de marzo de 1976, hacer memoria para hacer justicia. Pero sin verdad no hay justicia posible, por eso es igual de necesario esclarecer los hechos, señalar a los culpables y aclarar todas las responsabilidades, en definitiva, luchar contra el modelo de impunidad fraguado en la mitificada transición. Han pasado los años pero hay exigencias que siguen vigentes desde el primer día, dejando en evidencia el derecho a la verdad y a la justicia que una democracia supuestamente asentada debe garantizar a los afectados por sucesos como los de 1976 en Vitoria-Gasteiz. Este aniversario está marcado por cuatro aspectos fundamentales:

En primer lugar queremos destacar la valiosísima aportación que supone el estreno de la película dirigida por Lluis Danés, "Llach, la revolta permanent", en los que se documenta y se explica de manera fiable la verdad de los hechos. La masacre que, como recoge la conversación radiofónica, las fuerzas del orden público denominaron "la paliza más grande de la historia" contada por sus protagonistas. Este documental lo recoge y se convierte así en una herramienta audiovisual de concienciación para socializar lo ocurrido. Celebramos la apuesta valiente del director, que unido a algunos trabajos ya publicados y otros que seguirán apareciendo, nos ayudan a proyectar la verdad y a evitar que lo sucedido caiga en el olvido. La segunda novedad que destacamos también está relacionada con la lucha por esclarecer la verdad y por hacer justicia frente a la versión oficial. En este caso los resultados han llegado al marco institucional. Una vez agotadas todas las vías jurídicas en el Estado español, la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo ha conseguido que el Parlamento vasco apruebe la creación de una Comisión Especial en su seno. Una Comisión que tratará de establecer las verdaderas dimensiones de la masacre, la actuación de cada estamento (policial, gubernativo, político, judicial…), así como depurar responsabilidades de todos y cada uno de los cargos públicos y personas que tuvieron implicación: Fraga, Martín Villa, Landín, Quintana…

En la propuesta aprobada la semana pasada, desde el Parlamento de Gasteiz también se insta al Gobierno español a que se reconozca en la futura Ley de Memoria Histórica no sólo a los asesinados, sino también a los heridos, a quienes sufrieron cárcel y a quienes hayan padecido o padezcan algún tipo de secuela, estableciendo indemnizaciones con idéntico tratamiento del que disponen las personas acogidas a la Ley de Solidaridad con las víctimas del terrorismo. En estos momentos el debate político y social en torno al régimen franquista y a los derechos de sus victimas está en pleno auge debido a la proximidad del debate en el Parlamento español de esa ley. En este contexto, el tercer aspecto que queremos significar es la creación de Lau Haizetara Koordinakundea, marco de carácter unitario donde confluyen una docena de grupos de Euskal Herria que desarrollan su labor en torno a la "memoria histórica" y a la defensa de las reivindicaciones de las victimas del franquismo. Los colectivos que integran esta coordinadora (entre ellos Martxoak 3 Elkartea y Ahaztuak 1936-1977) vemos necesarios unos criterios de reflexión y de actuación comunes para hacer frente al intento del Gobierno central y de otros sectores a través de esa verdadera Ley de Punto Final, que pretende anular definitivamente la posibilidad de medidas reales de verdad, reparación y justicia para las decenas de miles de víctimas del régimen franquista.

Por último, tenemos que destacar una realidad que marca también este aniversario, aunque no es consecuencia de la actuación policial de 1976, sino de la violenta intervención de la Ertzaintza en la manifestación del pasado año. Además de volver a apalear y detener a los propios afectados, las consecuencias de aquella desproporcionada e injustificada actuación siguen marcando el día a día de las víctimas. El atestado que elaboró la Consejería de Interior del Gobierno vasco sobre aquellos hechos ha supuesto, si el recurso de alzada no prospera, que dos miembros de la Asociación sean juzgados por enaltecimiento de terrorismo en la Audiencia Nacional, además de la causa pendiente que tienen por atentado a la autoridad y desórdenes públicos en los juzgados de Gasteiz y del expediente sancionador abierto por desórdenes en base a la Ley de Seguridad Ciudadana. Es una situación paradójica en la que por querer sentar en el banquillo a los responsables de la matanza de Gasteiz en 1976 se pasa a ser sentados y acusados en ese banquillo por pedir el esclarecimiento de la muerte en prisión de dos presos en dudosas circunstancias y unirse al dolor de las familiares y amigos. Al igual que en 1976 las víctimas se convierten en agresores y los agresores en víctimas.

Por lo tanto, este 3 de marzo de 2007, las reivindicaciones actuales, la defensa de todos los derechos individuales y colectivos y la denuncia de la represión política vuelven a confluir con el recuerdo y la exigencia de Memoria, Justicia y Verdad.


Andoni Txasko y Lander García son portavoces de la Asociación 3 de marzo de Gasteiz y de Ahaztuak 1936-1977 en Araba respectivamente, e integrantes de Lau Haizetara Koordinakundea



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