Un blog desde la diáspora y para la diáspora

miércoles, 23 de mayo de 2007

De Luis a Koki

Aquí les va esta carta, especialmente para los ciegos que no quieren ver:

Elecciones trucadas.- (A la atención de Joaquin Almunia Amann)

Luis Beroiz-Licenciado en Ciencias Económicas y Derecho y padre de torturado.

¿Te acuerdas, Koki? Cuando nos conocimos a mediados de la década de los 60, a ninguno de los dos nos era permitido votar y los dos padecíamos un esperpéntico estado de excepción, contra el que los dos nos rebelamos. Bajo la batuta del nefando, los dos éramos iguales ante la ley, ante su ley. Hoy todo ha cambiado. Tú y tu gobierno habéis conseguido, en un volatín que os encarama al fascio, que la ley, vuestra ley, no sea igual para todos. Informal pero real, habéis implantado un estado de excepción que, sin afectarte a ti, nos asesina cívicamente a mí y a los míos. Tú vas a poder votar y yo no. En mi estupor, créeme, hago esfuerzos por intentar comprenderos, pero hay algo que no me acaba de cuadrar, que no me encaja, Koki, y te lo quiero decir. No te molestaría, si no fueses precisamente tú uno de los responsables de la prohibición. ¡Quién nos lo iba a decir cuando compartimos pupitre!

Vuestra ley establece que tienen derecho a voto, entre otros, los torturadores de nuestros hijos, sí, sí, los de las flexiones hasta el desmayo, los violadores del palo, los de las noches infinitas en vela, el chico de la cinta en la muñeca, los de los golpes arriba y abajo del cuerpo. Tu ley va a permitir el acceso a las urnas a Jorge Juan, a Augusto, a Ignacio y a Mari Jose, jueces que, otro día te contaré, alardean en una reciente sentencia de condenar a unos chavales, sin necesidad de ningún tipo de pruebas, porque sí, porque así les viene bien. Y votarán sin problemas los forenses que se mofaron de las evidencias de maltrato y, con ellos, los fiscales que se atrevieron a solicitar para ellos penas injustificadas, superiores a lo razonable y a lo prescrito por la norma. A todos ellos, como a los toros, les habéis estigmatizado para que nunca olviden quiénes son sus propietarios. Que no lo digo yo, que os lo decís entre vosotros.

Conforme a vuestra ley, tendrán expedito su acceso a las urnas quienes siguen amenazando cobardemente a los familiares de Angel Berrueta y quienes marcan con signos fascistas las puertas de nuestros coches. También votarán los mossos que dibujaron 36 hematomas en el cuerpo de una chiquilla rusa que se cruzó en su camino. Y los guardias civiles de Roquetas. Podrán votar el arzobispo Sebastián, Rouco y su profeta Federico, a quienes hasta el navarro Alli defenestra, sólo por citar casos que leo estos días en los periódicos.

Sin necesidad de salir de tu misma casa, estoy seguro que, en tu partido, votaréis al completo, sin excepciones, a sabiendas de que peor que matar es pagar, con dinero de todos, a mercenarios para que lo hagan. Votarán Vera, Barrionuevo y Felipe. Votará sin ninguna duda la Gallizo, adalid de la humillación, dispersión y aniquilamiento de nuestros allegados más queridos. Lo hará también la Narbona, bajo cuyo mandato van camino del millar los seísmos que están conmocionando las laderas de los pantanos pirenaicos y llenando de terror a sus habitantes. ¿Votará Galindo? ¿Votarás tú, Koki, también con ellos? Podría seguir mi relación hasta el infinito, pero que baste la muestra.

Créeme, Koki, si te digo que hasta podría llegar a compartir vuestro eslogan de que violencia y elecciones son incompatibles. Pero, como te acabo de demostrar y lo sabes de sobra, ni es la violencia ni son los violentos, como predicáis, la razón de nuestra ilegalización. ¿Cuál es, pues, vuestro verdadero motivo? Nosotros ya lo sabemos, pero te emplazo a que seas tú el que me desveles el secreto. ¿Tendrá algo que ver con el festín que algunos cacos se están dando desde sus sillas en haciendas y ayuntamientos, sin ningún tipo de inspección ni de oposición?

Me dirás que esto que me pasa lo es por mi culpa, por haber elegido asiento junto a los malos. No, Koki. ¿Me vas a comparar ahora la sensatez, brillantez y contundencia de Jone y de Pernando Barrena con el histerismo patriótico de Josu Jon y San Gil o el sopor de todos vuestros Patxis?. Por favor. De los primeros sólo me llegan mensajes de arreglo y les creo, de los segundos sólo mensajes de guerra, y también les creo. Sabes que aquellos son gente maja, válida, sana, comprometida, que no se queda nada entre uñas, excelentes personas, sin ambiciones pecuniarias, de los que dan sin esperar recibir. Si ser violento es ser como los primeros y demócrata como los segundos, desde ya me puedes ir poniendo las esposas.

Me dirás que tengo otras opciones. ¿Cuáles, Koki? ¿Formaciones que, auto proclamándose genuinos y únicos representantes de la izquierda, alimentan en privado este escándalo y no van a tener reparos en beneficiarse de nuestra ausencia o en repartirse, ingenuos, lo que creen nuestros despojos? Salvo el momento de su entrada a la pista ¿crees que hay alguna diferencia entre todos estos comediantes? Su experiencia religiosa les ha marcado con huella indeleble, sin que el paso del tiempo haya contribuido a borrarles el estigma. ¿Me abres los brazos para ir con vosotros? ¿Con la Falange, quizás?

Sabes de sobra que el único programa que podría satisfacer nuestras expectativas es el que habéis ilegalizado. Entre otras varias, por dos razones determinantes: una porque son, de siempre, los únicos que cumplen lo que prometen y la otra porque quienes lleváis veinticinco años sin resolver, salvo los vuestros particulares, los problemas generales, no tenéis ningún derecho a que se os den más oportunidades.

A pesar de todo, nosotros vamos a estar presentes en estas elecciones y en la subsiguiente legislatura. Si no es en las sillas de sesiones, será en los bancos, sentados en las escaleras o subidos a los tejados de las casas que son del pueblo. A pesar de los que nos habéis cerrado, todavía quedan muchos espacios abiertos. Vosotros tenéis los ejércitos, los guardias y un sinnúmero de policías. Nosotros, la dignidad, imposible de callar y encarcelar. Y la pluma que, como bien sabes, agujerea más hondo que la espada.

No quisiera acabar sin hacerte ver las incongruencias a que puede llevar vuestra escandalosa decisión. Resulta que, en mi casa, no podemos votar el día 27, pero nos habéis conminado por carta a estar ese día en la Mesa para garantizar la pulcritud y limpieza de la convocatoria. ¿Cabe mayor contradicción? ¿Me imaginas, prohibiéndoles por higiene democrática, votar a Balza o a su correligionaria Elixabete Piñol, parlamentaria que quiso forzar al Ararteko a retractarse de sus evidentes convicciones?

Te supongo empapándote de la inmensa Europa, mientras yo me empapo de la pequeña Euskal Herria. Saludos a tu esposa, de parte de la mía. Te lo dije un día, Koki. Si dejaseis estos temas en manos de ellas, hacía ya tiempo que habríamos asistido al envidiable abrazo de Stormont. ¿No crees? ¿Pues a qué esperáis?


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