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jueves, 29 de noviembre de 2007

Rekalde Corrige a Pablo de Iboa

En Izaro News se ha estado publicando una serie de escritos de la autoría Pablo de Iboa que desafortunadamente carecen del rigor histórico necesario. Aquí les presentamos este texto que endereza los detalles históricos:

La visión de la historia vasca desde el aranismo

Angel Rekalde

El artículo de Pablo de Iboa, dentro de la serie que este autor viene publicando (El nefasto siglo XIX en Euzkadi. Izaro News), es paradigmático en lo que se refiere a la distorsión de la realidad vasca.

Algunas referencias (el reconocimiento a Zumalakarregi, la comprensión de la enemistad española contra Euskal Herria, etc.) se entienden desde la perspectiva de una población que, al margen de discursos, ha sufrido en propia piel la violencia de ocupación de la tropa hispana. Pero la visión de fondo de la colectividad vasca y sus problemas está ideologizada y tergiversada.

De entrada, Euzkadi no es un país real. No existía nada parecido en la época que describe (y se ve esa distorsión, cómo se lo han sacado de la manga, en esta ucronía). Tomemos una cita: “El partido carlista, que pretendía ser el defensor de la tradición vasca, quebrantó continuamente las Constituciones de los Estados vascos durante la guerra de los seis años. Don Carlos María Isidro gobernó en Euskadi sin respeto alguno a los preceptos de dichas Constituciones”.

Don Carlos no gobernó en Euskadi, sencillamente porque tal cosa no existía entonces. Es una invención posterior de Sabino Arana. Además, la alusión a las “Constituciones de los Estados Vascos” es otra impostura ideológica, porque ni existían Estados Vascos, ni los vascos disponían de Constituciones, en estos términos. El único Estado vasco era Navarra, y para entonces estaba conquistado (desde 1512 en su parte peninsular) y sin independencia.

Otra aberración conceptual: “Don Manuel Llauderfuc fue el último virrey legítimo que hubo en el reino de Navarra, pues fue el último que juró los Fueros. Los que le sucedieron, Sarsfield, Valdés, Rodil, Mina. Córdoba y Espartero, aunque llevaron el título, el ejercicio de su mando era ilegítimo, porque ninguno de ellos juró los Fueros”. ¡Cómo un defensor de la nación vasca puede decir que un virrey español fue legítimo! La idealización que el nacionalismo aranista hace de los Fueros le conduce a formular semejante atrocidad. Ni aun jurando los fueros ningún español hizo otra cosa que mantener la dominación española. Cuando más, un virrey.

Otra cita que insiste en el ideario aranista, completamente miope en estas cuestiones, se refiere a la pretendida independencia originaria: “De la guerra carlista no se puede decir que fuera civil en lo que afecta a los vascos; era una guerra internacional, puesto que los vascos, que gozaban de independencia, luchaban con otro Estado, que se esforzaba en quitarles la libertad. Era una guerra por la independencia”. Los vascos no gozaban de independencia en estas fechas, lamentablemente, y no hay más que ver el mismo siglo XIX (por no echar la vista atrás, a todas las guerras de conquista castellana) para tomar nota de los conflictos con España, a cuenta del traslado de las aduanas, la derogación de los fueros por el rey o la Constitución de Cádiz, etc. España hacía y deshacía en tierra vasca, pues la tenía conquistada desde 1200 y 1512, según los territorios. El resto es discurso foralista, una patraña urdida por ideólogos de la corona para justificar unas relaciones conflictivas e ilegítimas de siglos entre la población vasca y la monarquía española.

Con semejante distorsión ideológica no se puede encarar hoy la cuestión vasca y afrontar el futuro de libertad (sin intromisión ajena, española ni francesa) que necesitamos en Euskal Herria.

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