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viernes, 18 de abril de 2008

Las "Tribulaciones" de Na Bai

Esta nota nos llega vía Izaro News:


Indar Pilulak

Ametzazurra

.- Ahora el PSOE-PSN asegura que no va a volver a intentar acuerdos de gobierno con Na-Bai “porque es un riesgo”. ¿Por qué es un riesgo Na-Bai? ¿Tal vez porque ponen bombas, como ETA, o porque se niegan a condenar sus atentados? Supongo que no, porque Na-Bai lo forman PNV, EA y Aralar, que son partidos enfrentados de siempre a la violencia etarra, y de hecho el PSOE pacta acuerdos de gobierno con estos partidos en la CAV. Pero si la violencia y sus corolarios, que es lo que hace imposible cualquier acuerdo con Batasuna y similares, no es la causa que imposibilita los acuerdos con Na-Bai, ¿cuál es?

La respuesta nos la ha dado el propio PSOE-PSN en su moción de censura contra el gobierno municipal de Barañain, de Na-Bai: la razón es “la obsesión identitaria” de este partido.
Es decir, que si lo que imposibilita los acuerdos con los partidos de la Izquierda Abertzale es su abstrusa relación con la violencia, en el caso de PNV, EA o Aralar, en Navarra, lo que los hace imposible son sus ideas políticas, que en el tema de la identidad nacional choca con las de PSOE-PSN y PP-UPN. De donde deduzco que, contrariamente a lo que siempre nos han dicho desde el PSOE o el PP, el problema sí son las ideas, no ya la violencia. Lo que se persigue sí son las ideas políticas. A pesar de toda la verborrea socialista sobre la “ciudadanía”, a lo que nos enfrentamos es a un nuevo capítulo del choque de identidades. Y como en Navarra, hoy, los que desean que prevalezca la identidad española constituyen la mayoría, la hacen valer a todos los efectos. Toma ciudadanía.

En último término, lo que se está produciendo en Navarra es, como diría Patxi López, “una acumulación de fuerzas nacionalistas para imponer a toda la sociedad sus obsesiones particulares”. Pero de fuerzas nacionalistas españolas, y para imponer sus particulares obsesiones identitarias españolas.

Digo yo que ante este comportamiento, otros, los que constituyen la mayoría democrática en la Comunidad Autónoma Vasca, deberían tomar buena nota.

.- Volvemos al aburrido discurso de las condenas de la violencia. Ahora, en relación con las mociones de censura que según parece va a promover el PNV en ayuntamientos gobernados por ANV, a raíz del último comunicado de ETA. Otra estúpida batalla propagandística para que en definitiva no cambie nada. Y lo peor es que en esta quema no se salva nadie.
Por más que éllos se queden muy tranquilos después de cada rueda de prensa, lo que la Izquierda Abertzale no puede ignorar es que sus argumentos ya no funcionan, y que eso, mal que les pese, va generando un poso en la sociedad que más tarde o más temprano les pasará factura. Ya lo está haciendo.

Insistir en que las condenas a ETA no sirven para nada, y que lo que hace falta es buscar soluciones, es un argumento que se da de tortas con la constatación directa de los ciudadanos que, día sí y día también, son testigos de las constantes condenas de esa misma Izquierda Abertzale contra los porrazos de la Ertzaintza, las torturas de las Fuerzas de Seguridad del Estado, las obras del TAV, las mismísimas decisiones del Gobierno Vasco o la negativa de Zapatero a negociar con ETA. Se hartan de condenar, 365 días al año, los líderes de Batasuna, de EHAK o de ANV lo que hacen o dejan de hacer todos los demás. Sin embargo, lo único en todo el mundo que no merece condenas, porque no nos acerca a “la solución”, son los tiros en la nuca de ETA, sus amenazas a todos los que no son ellos o las bombas que dejan sin sus viviendas o sin sus negocios -o sus lugares de reunión- a cientos de ciudadanos vascos. Tomar a los ciudadanos por idiotas no es una buena forma de hacer política.

El problema es que, por el otro lado, las cosas tampoco se hacen de mejor manera. Hoy, en Euskadi, hasta los niños de pecho saben que el constante recurso a la exigencia de condenas por parte del PSOE y el PP es una coletilla propagandística que hizo carrera a partir de que fuera uno de los argumentos centrales que utilizaron estos partidos en sus estrategia para expulsar a la Izquierda Abertzale de la política vasca, en relación con la tramposa Ley de Partidos.

Hoy los ciudadanos vascos tenemos muy claro que, puestos a exigir condenas, el espectro político vasco iba a quedarse medio vacío. Yo nunca he oído a un dirigente del PSOE o del PP condenar públicamente los asesinatos cometidos por la Guardia Civil, y eso que hay un general condenado por tales crímenes. Nunca he oído a un representante del PSOE condenar a los dirigentes de su partido que, según García Damborenea, crearon el GAL. Todos hemos visto a dirigentes del PP sudar a chorros cuando se han visto sin escapatoria ante la tesitura de condenar a Franco y a la dictadura franquista. Cómo olvidar a Mayor Oreja cuando nos decía que, para él y su familia, el franquismo fue una época de paz y armonía. Y esa ausencia de condenas por parte de estos partidos es un comportamiento que deja en muy mal lugar todo su discurso moral contra la violencia etarra. Por no mencionar la Ley de Partidos, las ilegalizaciones a la carta al albur de necesidades electorales coyunturales, el cierre “cautelar” de medios de comunicación, etc. Tal vez el PSOE y el PP no estén precisamente legitimados para exigir condenas a nadie.

Y mientras toda esta porquería propagandística continúa corroyendo las entrañas de nuestra sociedad, ETA sigue empecinada en hacer política a través del recurso a la violencia más abyecta y el PSOE y el PP siguen empecinados en envenenar nuestra convivencia imponiéndonos por la fuerza una identidad y una soberanía que la mayor parte de los vascos rechazan. Ambos siguen haciendo su guerra para impedir una cosa muy sencilla: que los vascos tomemos decisiones en libertad.

.- Raca-Raca. No sé si habrán visto u oído ustedes con anterioridad esta expresión, sobre todo en las últimas semanas o meses. Es la penúltima creación del aparato propagandístico del PSOE para intentar ridiculizar a un adversario que les está causando muchos quebraderos de cabeza, y que de momento no han conseguido neutralizar. Lo utilizan sus voceros, sobre todos en las viñetas de El País o en las tertulias de la SER y afines, para intentar dejar en mal lugar la voluntad manifestada por el Lehendakari Ibarretxe de conseguir que los poderes españoles dejen de imponernos por la fuerza sus obsesiones identitarias y su soberanía, y sobre todo para que dejen de hacerlo mediante sus más queridas herramientas “ciudadanas”, la Audiencia Nacional y la Guardia Civil.

La voluntad de Iberretxe de no ceder ante las presiones de Madrid y seguir exigiendo un acuerdo político que haga posible, de una vez, la convivencia en condiciones de igualdad de las identidades vasca y española, sienta muy mal a quienes prefieren la imposición a la negociación. Y ante un enemigo político, ya lo dicen los manuales de propaganda, sólo caben dos estrategias: la criminalización y la ridiculización. Ambas las están utilizando contra el Lehendakari del Gobierno Vasco.

Y mientras tanto, PSOE y PP, raca-raca, siguen sin mostrar el más mínimo atisbo de flexibilidad; raca-raca, siguen empecinados en convencernos de que la única forma de conseguir una convivencia normalizada pasa porque los vascos que se sienten vascos, y no españoles, renuncien a su propia identidad y abracen a la fuerza a la nación española; se empecinan en repetirnos hasta el aburrimiento, raca-raca, que cuestiones como la identitaria, el derecho a decidir su propio futuro o las condiciones del autogobierno están alejadas de los “verdaderos intereses” de los ciudadanos. Sin embargo, PSOE y PP siguen enrocados, raca-raca, en el discurso de la “única nación posible” y en el anticonstitucional incumplimiento del Estatuto de Gernika. Y siguen negándose a acordar con los partidos vascos, raca-raca, una fórmula que ponga fin al choque de identidades.


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