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sábado, 26 de julio de 2008

La Tortura y Madrid

Como sabemos en los últimos días Madrid ha desestimado demandas por tortura interpuestas por ciudadanos vascos.

En su página web Gara nos presenta un par de textos al respecto, aquí los tienen:

¡Acabemos con la tortura!

Xabier Makazaga | Miembro de Torturaren Aurkako Taldea
Se dan las condiciones objetivas para obligarles a ello, y aunque intentarán ganar todo el tiempo que puedan, y después harán todo tipo de trampas para evitar un control efectivo de las grabaciones, acabaremos por conseguirlo

Ahora que el juez Baltasar Garzón ha ordenado por fin a la Guardia Civil que aplique a los últimos detenidos el protocolo que se comprometió a aplicar en diciembre del 2006 a todas las personas incomunicadas bajo su responsabilidad, es importante hacer un repaso de lo sucedido desde entonces al respecto.

En un principio, dicho protocolo fue tan ineficaz y propagandístico como el adoptado por la Ertzaintza en febrero del 2003, como lo prueba el caso del primer detenido de ETA que Garzón instruyó tras su promesa: a Iker Agirre lo machacaron, y el magistrado permaneció tan impasible como siempre ante su denuncia.

Posteriormente, a partir de julio del 2007, sí que se ha hecho sentir su efecto, pues aunque su aplicación no ha evitado en absoluto los golpes y las graves amenazas, es obvio que los detenidos a quienes se aplica reciben un mejor trato. Eso sí, hasta ahora sólo dos jueces de la Audiencia Nacional, Garzón y Pedraz, han ordenado aplicar el protocolo, mientras que el resto se ha negado a hacerlo, tanto en el caso de la Policía como en el de la Guardia Civil. Sobre todo este último cuerpo ha protagonizado numerosos casos de brutales torturas, siendo especialmente terribles los de Gorka Lupiañez, Igor Portu y Mattin Sarasola.

La dura realidad es, por tanto, que en la mayoría de las ocasiones ni tan siquiera aplican ese mísero protocolo, y además la principal medida anunciada por Garzón en diciembre del 2006, la de filmar a las personas detenidas durante todo el tiempo en que permanecieran incomunicadas, ha caído en saco roto.

En efecto, las autoridades españolas se escudan, tal y como recoge el último informe del Relator para la Tortura de la ONU, Manfred Nowak, en la increíble excusa de que las Fuerzas de Seguridad, que han atiborrado desde hace muchísimos años todos los espacios públicos con cámaras de vigilancia, no disponen de capacidad técnica para colocar unas pocas en las comisarías y cuarteles donde se incomunica y tortura a tanta gente.

Ésa es la última de una larga serie de impresentables excusas, como la respuesta que dieron hace más de trece años al Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa (CPT), de que las grabaciones audiovisuales eran una muy buena idea pero que «a corto plazo» no podían efectuarlas debido a problemas presupuestarios; o la dada en la sesión de noviembre del 2002 del Comité contra la Tortura de la ONU (CAT), de que dicha medida se estaba retrasando «porque la querían aplicar realmente bien».

Para su desgracia, las autoridades de la CAV, que también retrasaron cuanto pudieron la adopción de esa medida, no tuvieron otro remedio que anunciar en septiembre del 2005 que iban a adoptarla y, como los Mossos en Catalunya llevan varios años grabando, han quedado en la más absoluta de las evidencias. Por otra parte, desde que la Ertzaintza graba a los detenidos incomunicados no ha habido una sola denuncia contra ellos por torturas en dependencias policiales, y ese dato objetivo se ha venido a añadir a los ya incontables e irrefutables que se acumulan año tras año a favor de dicha medida.

Por eso, no van a poder mantener por mucho tiempo esas increíbles excusas de cara a los prestigiosos organismos internacionales que luchan contra la tortura, y si se sigue incrementando la presión al respecto no tendrán otro remedio que recorrer una senda similar a la recorrida por las autoridades de la CAV que, recordémoslo, tras empezar por aplicar en febrero del 2003 un protocolo que era puro paripé y en absoluto evitó que la Ertzaintza siguiera torturando, un par de años después se vieron obligadas a grabar a los detenidos incomunicados.

En el caso de las autoridades españolas, seguro que nos ha de costar mucho más, pero también es innegable que se dan las condiciones objetivas para obligarles a ello, y aunque intentarán ganar todo el tiempo que puedan, y después harán todo tipo de trampas para evitar un control efectivo de las grabaciones, acabaremos por conseguirlo. ¡Seguro!


El segundo:


Floren Aoiz | www.elomendia.com

Tortura: la «red» sigue operativa

En otras ocasiones he mencionado la confesión de López Agudín acerca de la discusión cuando él era alto cargo de Interior, sobre la actuación policial «con red», en sus propias palabras, «el eufemismo que se emplea para designar los malos tratos y la tortura».

Al hilo de las recientes detenciones, que la maquinaria represiva ha presentado como golpe al «comando Bizkaia», se ha podido leer en el medio de comunicación digital «El Confidencial» (www.elconfidencial.com) una crónica que nos recuerda el cinismo con el que se sigue tratando la tortura a los detenidos. Dice el redactor del texto, un tal Aníbal González, que la operación podría haberse adelantado sobre las fechas previstas para ofrecer un regalo benemérito a Zapatero en sus 100 días de Gobierno. Y Añade González que este adelanto ha «impedido que la Guardia Civil efectuara las detenciones del martes a las órdenes del juez Grande-Marlaska». Y, ¿qué más da? -se preguntará mucha gente-. Según «El Confidencial», el hecho de que fueran ordenadas por Garzón ha creado problemas a la Guardia Civil. ¿Por qué? Porque «Garzón `se ha puesto garantista', hasta el punto de hacer observar ciertas recomendaciones de la ONU en cuanto al trato a los detenidos por pertenecer a banda armada que, no siendo de obligado cumplimiento por los Estados miembros, otorgan a los sospechosos de actividades terroristas unas prerrogativas que hacen realmente difícil la investigación policial a la hora de obtener información de los detenidos»

¡Vaya, vaya! ¡Esto tiene miga! ¿Se puede hacer apología de la tortura de manera más descarada? ¿Las garantías para evitar violaciones de los derechos humanos son prerrogativas? ¿Y por qué dificultan la obtención de información de los detenidos?

La tortura sería imposible sin un marco legal que la haga posible, y dé garantías de impunidad a los torturadores. Y sería también imposible sin periodistas y medios de comunicación que la justificaran. Medios que aplauden los procedimientos de «investigación» de las fuerzas policiales españolas, muchas veces denunciados por Amnistía Internacional y la propia ONU.


España, que democracia tan sui generis.



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