Un blog desde la diáspora y para la diáspora

domingo, 4 de abril de 2010

Listado de Honor

El ministerio de prensa franquista y sus filiales alrededor del mundo han tratado de ocultar la adhesión de varios notables encabezados por Nelson Mandela a la iniciativa de Brian Currin por resolver el conflicto político entre el pueblo vasco y los estados francés y español, aún así, furibundas voces de los juntaletras y "líderes de opinión" en la nómina de la casta divina española han  dedicado algo de tiempo aire y arroyuelos de tinta a menospreciar a los firmantes de la Declaración de Bruselas. Inclusive desde el PNV se han vertido opiniones por demás desafortunadas. Para entender hasta donde llega la mezquindad de Madrid, gracias a Gara nos llega esta reseña del "quién es quién":

Los firmantes de la declaración de Bruselas

Autoridades que sitúan a la comunidad internacional mirando a Euskal Herria

Veintiún firmas sustentan la Declaración de Bruselas, un sonoro respaldo internacional al camino emprendido en Altsasu. Cuatro premios Nobel de la Paz, además de la Fundación Nelson Mandela, lanzan un mensaje claro y contundente para aprovechar la ocasión para la paz que se ha abierto en Euskal Herria y solucionar así «el último conflicto de Europa». Sus peticiones son dos: la primera, va dirigida a ETA para que muestre su apoyo con un «alto el fuego permanente» que confirme la estrategia emprendida y, la segunda, al Estado español, que debe «responder debidamente» a los pasos realizados desde la izquierda abertzale. Entienden que estos gestos permitirían «que los nuevos esfuerzos políticos y democráticos avancen, las diferencias sean resueltas y se alcance una paz duradera». De las veintiún personas que suscriben la Declaración de Bruselas, se han seleccionado los siguientes diez, sin con ello hacer de menos a figuras de la talla de Denis Haughley o a centros como el International Peace Research Institute de Oslo o a expertos en conflictos como Jon Etchmendy, Christopher Mitchel, William Kelly y Hurst Hannum.

Aritz Intxusta
La punta de la lanza

Nelson Mandela

Mandela, conocido en su país como Madiba, nació en Qunu, un pueblecito sudafricano de 300 habitantes hace 92 años. Hijo del consejero principal del líder de los xhosa, estudió para convertirse en el jefe del clan Tembu, pero a su llegada a la única universidad para negros de su país, su vida tomó un nuevo rumbo. Fundó el movimiento juvenil del Congreso Nacional Africano (CNA) y fue expulsado de la universidad. Terminó derecho por correspondencia y, más tarde, se doctoró.

En 1961 crea Umkhonto we Sizwe, la Lanza de la Nación, dotando así de un brazo armado al CNA. Antes de su detención ese mismo año, había elaborado ya la estrategia de lucha guerrillera. Fue condenado a cadena perpetua.

La ONU declaró el apartheid crimen contra la humanidad en 1973, después de lo cual la comunidad internacional se moviliza en favor de su excarcelación. Estuvo a punto de ser liberado en 1985, pero Mandela se negó a renunciar a la lucha armada. Finalmente, salió cuatro años más tarde.

En 1990, el CNA vuelve a ser legalizado y Mandela se convierte en el líder del movimiemto. Recibe el Nobel de la Paz. Negoció las primeras elecciones multirraciales en 300 años con el presidente De Klerk, que Mandela ganó por mayoría absoluta en 1994. Se retiró en 1999.
 Libertador de Mandela

Frederik De Klerk

Tras militar durante años en el Partido Nacional sudafricano, en el que desempeñó distintas carteras, Frederik Willem De Klerk dinamitó desde dentro la formación segregacionista una vez llegó al cargo de primer ministro.

De Klerk sustituyó a Pieter Botha como primer ministro sudafricano en 1989. Considerado hasta entonces como conservador, el Nobel de la Paz desmanteló el régimen segregacionista a una velocidad vertiginosa. Decidió excarcelar a Nelson Mandela e inició la transición hacia un régimen democráctico cuando tan sólo llevaba un año en el poder. Acompañó el gesto con la legalización de los partidos políticos prohibidos: el PAC, el PC y, sobre todo, el Congreso Nacional Africano (CNA). Las conversaciones entre De Klerk y el CNA arrancaron tan solo unos meses después, en mayo de 1990. El 15 de octubre de ese año anunció la abolición del apartheid.

Sus reformas continuaron con la abolición de las leyes sobre la tierra (el 87% estaba reservada a los blancos) y de la prohibición a los negros de vivir en las ciudades. Impulsó, asimismo, la redacción de una nueva Constitución democrática para el país y convocó elecciones tras formar un ejecutivo de transición. Entre De Klerk y Mandela coparon el 84% de los votos en esos comicios, pero la balanza se inclinó claramente del lado del líder del CNA. Finalmente, Mandela le nombro su vicepresidente.
La timonel de Irlanda

Mary Robinson

Mary Robinson (de soltera, Bourke) destacó a los 25 años, convirtiéndose en la profesora de derecho más joven del Trinity College de Dublín, a esa edad también comienza su carrera política como senadora, que ocupó durante 20 años significándose en las luchas en favor de la despenalización de la homosexualidad o reivindicando el papel de la mujer en la sociedad irlandesa.

Tomó las riendas de su país en 1990, un año antes del inicio de las conversaciones de Belfast, en las que participó activamente. Gobernó Irlanda durante siete años. Transcurrido ese tiempo, decidió no presentarse a las siguientes elecciones, a pesar de que el resto de partidos estaban dispuestos a no presentar candidatos si ella quería repetir de nuevo. Ese mismo año, 1997, comenzó su labor como alta comisionada de la ONU en Derechos Humanos. Este trabajo en el plano internacional le valió la presidencia de honor de Oxfam International.

Durante su mandato, viajó en numerosas ocasiones al norte de Irlanda, para tomar el pulso a la calle y estrechar la mano de Gerry Adams, lo que le granjeó muchas críticas. También fue el primer presidente irlandés que realizó una visita oficial a Londres.

De obispo, a juez del apartheid

Desmond Tutu

Desmond Tutu nació en uno de los peores suburbios de Johannesburgo. Aplicado estudiante, se formó en varias universidades y terminó su formación en centros universitarios de Reino Unido. Tras ejercer como maestro durante tres años, decide ordenarse como sacerdote anglicano. Ya como religioso, regresa a Sudáfica donde vive en sus propias carnes hasta donde llega el régimen de apartheid en su país. Fue testigo directo de las revueltas de 1976, considerado como el inicio de la lucha contra el régimen segregacionista. La represión, sólo en ese año, acabó con la vida de 600 jóvenes.

Fue nombrado obispo de Lesotho, cargo que aprovechó para difundir en el mundo las injusticias de su país. Llegaron a retirarle el pasaporte por apoyar en Londres la campaña de boicot contra Sudáfrica. Detenido en varias ocasiones, vuelve de nuevo a su país como el primer arzobispo de raza negra. A Tutu se le considera el gran adalid de la no violencia, lo que le valió el Nobel de la Paz del año 1984.

Siempre criticó los abusos de todas las parte implicadas en el conflicto. Por ello, se le nombró presidente la Comisión para la Verdad y la Reconciliación, que juzgó las violaciones a los derechos humanos durante el apartheid.
La mano derecha de Blair

Jonathan Powel

Hijo de un general del Ejército del Aire y hermano de un lord asesor de Margaret Thatcher, Jonathan Powell fue instruido en las mejores universidades para convertirse en asesor de gobiernos. Su eficacia en Lisboa, Estocolmo y Viena como diplomático llamaron la atención de Tony Blair, quien lo fichó y acabó por convertirlo en su mano derecha.

Powell se convierte en referente político de primer orden con el ascenso de Blair, en 1997, un año antes de los acuerdos de Viernes Santo. De hecho, el éxito de estas negociaciones constituyó su principal encargo. Se le considera el principal actor en la trastienda de dichos acuerdos. Poseía todas las informaciones del servicio secreto que, según cuenta Powell en su libro, mantenía contactos con cierta fluidez con el IRA desde 1970. Los unionistas llegaron a acusar a Powell de haber sucumbido al síndrome de Estocolmo durante las negociaciones. Según él mismo, sus consejos hacia Blair se resumían en uno: «Tienes que conseguir que el proceso siga avanzando, aunque sea lentamente, que jamás se caiga».

Una vez retirado, Powell ha sido muy criticado por su defensa del diálogo como solución de conflictos y su apuesta por la negociacion con Al Qaeda.

Implacable con el abuso policial

Nuala O´Loan

O'Loan fue la primera defensora del pueblo (Ombudsman) frente a la policía en el norte de Irlanda. El Gobierno británico la eligió para el cargo en 1999, quince días antes de los acuerdos de Belfast. Después de dos años, inició una investigación dentro de la policía que acabó por desvelar qué papel jugaron los agentes británicos en el atentado de Omagh de 1998 (su trabajo en este caso fue llevado al cine en la película Omagh). Las investigaciones de O'Loan la convirtieron en una figura polémica y criticada. Sin embargo, con el rigor en sus investigaciones se ganó el respeto de la Cámara de los Comunes, que solicitó que se ampliaran sus competencias en el año 2005. Este apoyo se trasladó también a la ciudadanía. Una estadística de ese año reflejaba que más de cuatro de cada cinco norirlandeses (católicos y protestantes por igual) tenían plena confianza en la labor del defensor del pueblo.

El papel jugado por O'Loan fue capital en la transición entre la policía unionista (el antiguo RUC) y el nuevo cuerpo policial, el PSNI (que es aceptado por el Sinn Féin). La sustitución del cuerpo, a raíz de los acuerdos de Belfast, tuvo lugar en 2001. La mitad de los miembros del PSNI son católicos.
El mediador clave de Irlanda

John Hume

Hume jugó un papel capital en la pacificación del conflicto irlandés. Como líder del Partido Socialdemócrata Laborista, siempre mantuvo relaciones fluidas con Sinn Féin y ejerció como mediador con el entonces primer ministro británico, John Mayor.

En 1992, con un repunte de la violencia en el norte de Irlanda, Hume mantuvo una serie de contactos con los unionistas, los católicos aliancistas y el propio Major. Después de esto, inició unas conversaciones secretas con Gerry Adams, fruto de las cuales redactaron un documento-marco en el que se definía una estrategia pacificadora. Este texto fue entregado en un primer momento al presidente irlandés, Albert Reynolds, que manifestó su apoyo y a Major, que lo rechazó. El contenido de ese documento nunca se hizo público, pero inspiró la Declaración de Principios de Downing Street que rubricaron Irlanda y Reino Unido unos meses después, en diciembre de 1993. Un año más tarde, el IRA declaraba un alto el fuego incondicional y permanente. Fue propuesto para el Nobel por esta labor como mediador. El instituto noruego decidió entregárselo en 1998, después de la firma de los acuerdos de Viernes Santo. Se retiró en 2001.

Golpe dentro de los cuarteles

Raymond Kendall

La rúbrica quizá más chocante que aparece en el documento es la de Raymond Kendall, el máximo dirigente de la Interpol ente 1999 y 2007. Sin duda, en estamentos de Interior, su «elogio» a las posiciones de Batasuna ha supuesto un golpe increíble.

Para Kendall, según declaró en noviembre de 2008, lo «increíble» es que el Gobierno Español haya ignorado a «todos los organismos, todos los informes» que critican el régimen de incomunicación: «Nadie puede estar de acuerdo con que no haya un abogado presente desde el momento de su detención». Kendall es el policía más laureado de la historia de Europa y el que más experiencia tiene a la hora de trabajar con cuerpos policiales de distintos países. Kendall ha denunciado que el Estado español tiene una cultura judicial «diferente» a la del resto del continente en la que ve «actitudes franquistas». Rebatir las críticas de Kendall supone un reto para Madrid, puesto que, entre sus múltiples galardones, se encuentra la Cruz al Mérito Policial de la Guardia Civil. Además, se le considera uno de los pioneros de la justicia internacional, al poner en busca y captura al nazi Doctor Mengele en el año 1985, saltándose los estatutos de Interpol en favor de las tesis de la ONU.

«Taoiseach» en Downing Street

Albert Reynolds

En su breve periodo como primer ministro (taioseach) de Irlanda, Reynolds ejecutó un papel clave en el proceso de paz. Militante del nacionalista Fianna Fáil, este candidato a Nobel de la Paz pasó por las carteras de Correos, Industria y Comercio antes de convertirse en el líder de su partido en 1992, el mismo año en el que llegaba al cargo de primer ministro.

Reynolds supo aprovechar una oportunidad histórica. Fue el primero en recibir y dar su apoyo al documento marco redactado por John Hume y Gerry Adams, en el que se dibujaban las líneas básicas para una solución del conflicto. Tras la negativa de su homólogo británico, John Mayor, reencauzó la situación sin que se rompiera el diálogo. Rúbricó los Acuerdos de Downing Street, a raíz de los cuales el IRA anunció primero un alto el fuego incondicional de tres días que, después, se transformaría en permanente. Para consolidar este gesto, Reynolds impulsó el Foro para la Paz y la Reconciliación, en el que tenían cabida todas las sensibilidades implicadas. A finales de ese año, 1994, Reynolds, que había tomado las riendas de un país en bancarrota, perdió el apoyo de sus socios laboristas y presentó su dimisión.

Un Nobel por tres niños

Betty Williams

Betty Williams se hizo con el Nobel de la Paz en el momento más encarnizado del conflicto en el norte. Educada en el catolicismo, Williams llegó a militar en el IRA durante un año (1972-1973), pero sus profundas convicciones religiosas le hicieron abandonar la organización. Una tragedia ocurrida el 10 de agosto de 1976 hizo que Williams regresara al activismo político, enfocando su labor hacia el sufrimiento de los niños. El detonante fue la muerte de tres menores católicos en un accidente de tráfico. Quien les atropelló era Danny Lenon, un militante del IRA herido de bala, que huía de la Policía inglesa. Junto con la tía de los niños fallecidos, Mairead Corrigan, fundó el movimiento Mujeres por la Paz, que orquestó a raíz del accidente una manifestación de 35.000 personas en la que exigían una solución pacífica al conflicto. Corrigan y Williams recibieron el Nobel ese año. Más tarde, Williams refundó con Ciaran McKeowyn el Movimiento por la Paz en Irlanda del Norte, basado en una declaración de principios. Este documento reconocía que «hay muchos problemas en nuestra sociedad que son la fuente del conflicto y la violencia», e instaba a solucionarlos para poner fin a las violencias «de la bomba y la bala».

Curioso Príncipe de Asturias

Mary Robinson recibió el Príncipe de Asturias a la Ciencias Sociales en 2006 por ofrecer «su voz, inconformista, valiente y de amplias resonancias, a quienes no la tienen o apenas la pueden hacer valer». Entre el jurado que le concedió el galardón estaba el «maestro» de periodistas españoles, Álex Grijelmo, que dirige la agencia EFE tras ostentar cargos en Prisa, grupo que esta vez no se ha hecho eco de la voz de Robinson.


Suponemos que ninguno de ellos es bienvenido en Venezuela del "bolivariano" Chávez a partir de la semana pasada.

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