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sábado, 2 de julio de 2011

Tomar la Calle por Bateragune

Esta tarde, allá del otro lado del océano, sobre una calzada que ciñe al mar en la capital cultural europea del 2016, la gente ha tomado la calle para manifestar su rechazo a las farsas jurídicas que se han empleado en contra de distintas organizaciones vascas a lo largo de las últimas décadas, y para apostar por el diálogo, la paz y la justicia. 

En Gara han publicado esta nota al respecto:

Rechazo a los juicios políticos y apuesta por el futuro en Donostia

La vista del «caso Bateragune» es denunciada por 12.000 manifestantes en una convocatoria muy plural. Los acusados agradecen el apoyo y son aplaudidos como «protagonistas particulares» del nuevo escenario

Ramón Sola

Después de una semana sentados en el banquillo de la Audiencia Nacional, adonde volverán mañana, Txelui Moreno, Rafa Díez, Amaia Esnal y Mañel Serra recibieron el oxígeno de miles de vascos ayer en Donostia. Caminaron en segunda fila de la movilización promovida por decenas de ciudadanos muy conocidos, unidos para denunciar este y otros procesos políticos y para reivindicar que es hora de pasar página a esta práctica «del pasado».

La pancarta fue sostenida por gentes tan diferentes, por ideología y por historia, como Javier Madrazo, Mertxe Colina, Txaro Arteaga, Xabier Oleaga, Ramón Zallo, Ramón Labayen, Jesús Uzkudun... La izquierda abertzale estuvo presente con nombres de todas las épocas y procedencias, muchos de ellos compañeros de trabajo de quienes son juzgados estos días (Arnaldo Otegi, Miren Zabaleta, Sonia Jacinto y Arkaitz Rodríguez tuvieron que seguir las noticias desde su celda). No faltó el nuevo diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, que departió amigablemente con Rufi Etxeberria (izquierda abertzale) y Juanjo Agirrezabala (EA). Desde este partido se acercaron también a Donostia Maiorga Ramírez y Koldo Amezketa: por Aralar se vio a Patxi Zabaleta y Jon Abril; y Oskar Matute encabezó la representación de Alternatiba. EB también se sumó, no así el PNV. Desde este partido, el ex diputado general Markel Olano indicó horas antes que no acudiría al tiempo que indicaba que gente como Arnaldo Otegi «tiene que estar en la calle».

«Hay mucho en juego»

La marcha se había presentado como una oportunidad de expresar la «conciencia crítica vasca» frente a este tipo de procesos que parecen no tener final. En este sentido, el comunicado leído por Xabier Oleaga y Kontxita Beitia incide en que este clamor «debe llegar a las instancias judiciales españolas e internacionales». Consideran que este juicio de la Audiencia Nacional puede sentar un grave precedente para los sumarios aún pendientes. Y recuerdan que las personas a las que la Fiscalía amenaza con diez años de cárcel han sido claves para llegar a la situación actual: «Muchas y muchos intervienen en esa cocina, pero entre todas y todos les corresponde un especial protagonismo. Todo el mundo lo sabe aquí. Hace falta que esto llegue también a las instancias judiciales españolas», reiteraron.

La protesta no sólo se limitó a este caso: «Que se cierren los sumarios abiertos por los casos de ilegalización -pidieron los convocantes desde el kiosko del Boulevard-. Que se revisen los casos de cientos de habitantes de este país que se hallan cumpliendo pena. Que las saquen, que los saquen de la cárcel». Esta alusión fue recibida con muchos aplausos y gritos de "Euskal presoak etxera''.

La segunda mayor ovación se produjo cuando se subrayó que «no queremos políticas represivas de los estados español y francés contra nuestro país. No queremos la violencia de ETA. En general, no queremos violencia política de ningún tipo».

El comunicado comenzaba con un mensaje muy claro: «No al pasado. Aterabideak aurrera. Sí al futuro». Se incluyó un agradecimiento a quienes llegaron desde otros puntos para tomar parte en la manifestación (se vieron banderas gallegas) y al especial respaldo mostrado por personas muy referenciales de Catalunya.
Presos e independencia

La manifestación se acompañó de dos lemas incesantes: "Independentzia'' y "Euskal presoak etxera''. Al llegar al Boulevard se le sumaron otros como "Demokrazia Euskal Herriarentzat'' o "Euskal Herria aurrera''.

En cuanto a la iconografía, destacaron los globos naranjas de Eleak y las pegatinas con el símbolo de la repatriación. Cientos de turistas no perdieron ocasión de retratar el acto.
La izquierda abertzale espera y anima a López a mover ficha

Entre las declaraciones políticas previas a la marcha destacaron las de Txelui Moreno, representante de la izquierda abertzale además de acusado en este juicio, ya que lanzó un mensaje muy directo a Patxi López. Tras la afirmación del lehendakari de que piensa hacer una propuesta en septiembre y quiere tomar el liderazgo, Moreno le indicó que «estamos expectantes» y que le piden que efectivamente haga un planteamiento «integral» y enfocado a facilitar la solución al conflicto.

López aseguró el viernes que su propuesta quiere situar a Lakua «en la primera línea de la política de pacificación y convivencia». Moreno dijo que la izquierda abertzale le anima a «pedir definitivamente el cese de la persecución por motivos políticos contra la militancia independentista».

«Que diga que se han acabado ya los macrosumarios, los juicios en la Audiencia Nacional, que se ha acabado de una vez por todas la persecución a las ideas políticas en Euskal Herria», pidió Txelui Moreno. Tampoco perdió ocasión de agradecer el apoyo social que están recibiendo, ni de solicitar que se mantenga la movilización porque «ésa es la única garantía» para hacer que la situación evolucione.

Antes de que la pancarta se pusiera en marcha, dirigentes de Aralar, EA o Alternatiba también explicaron los motivos por los que acudieron a Donostia. Patxi Zabaleta (Aralar) subrayó que «en una democracia no caben los juicios por actividades políticas». Juanjo Agirrezabala (EA) añadió que este caso concreto tiene como objetivo «obstaculizar el deseo mayoritario de la sociedad vasca», pero que Madrid debe entender que «esto no tiene vuelta atrás». Y Oskar Matute (Alternatiba) estimó que se busca «hacer sucumbir» el proceso político y «retrotraernos a un escenario que la sociedad vasca no espera ni desea: un escenario de confrontación violenta».






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