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domingo, 18 de diciembre de 2011

Construyendo el Comunismo en Euskal Herria

Recordemos que durante la febril locura ilegalizadora que el estado español implemento en Hegoalde (hay quienes no quieren llamar apartheid a eso) con la intención de negar su voz al electorado vasco de izquierda, uno de las formaciones políticas que fueron pasadas a cuchillo fue EHAK, el Partido Comunista de las Tierras Vascas.

Es debido a esto que les compartimos este texto publicado en la página de Acción Comunista:


Euskal Gorriak
“El trabajar para que se cree una organización de combate y se lleve a cabo una agitación política es obligatorio en cualesquiera circunstancias 'grises y pacíficas', en cualquier período de 'decaimiento del espíritu revolucionario'. Y más aún: precisamente en tales circunstancias y en tales periodos es especialmente necesario el trabajo indicado, porque en los momentos de explosiones y estallidos es ya tarde para crear una organización; la organización tiene que estar preparada, para desarrollar inmediatamente su actividad.”. Lenin
Parece lógico pensar que, de la misma forma que un grupo de vecinos que se quieren organizar son una Asociación de Vecinos, un grupo de comunistas que se quiere organizar tiene el deber de organizarse en un Partido Comunista. Este enunciado, que libre de piruetas ideológicas parece tan sencillo, tan de sentido común, aparentemente no está claro.
No entender la necesidad de la creación de las estructuras de la clase obrera es dejar al Proletariado luchar bajo la bandera de otras clases sociales con intereses distintos a los nuestros. Un Partido Comunista es una herramienta de la que disponemos para organizar nuestra clase, para crear cuadros comunistas. Es el Estado Mayor de la Revolución. Es fácil utilizar frases con un lenguaje “de izquierdas” para no realizar un trabajo práctico, concreto, olvidando de esta manera la necesidad de ganarse a las masas para la Revolución. Por mucho que se camufle esto con una fraseología progresista, izquierdista o ultraizquierdista la realidad es la que es. El Partido existe porque crea, porque hace cosas encaminadas hacia un horizonte concreto, que son los intereses últimos del Proletariado, el Socialismo y el Comunismo. Los Comunistas son organizadores. Crean un Partido compuesto principalmente por miembros de la Clase Obrera, que organizan al Pueblo y le dotan de herramientas ideológicas para que, mediante la práctica, sean capaces de comprender la necesidad de la lucha. Así es como conseguimos que sean las masas el sujeto de transformación social, no usurpando este lugar.
Tras la caída del muro, la desorientación ha permitido aparecer teorías contrarias a nuestros intereses, pero ya no estamos en 1991. Una nueva hornada de Revolucionarios reclama su papel en la historia. Las organizaciones de combate se fortalecen día a día. No creemos, como los intelectuales, que nuestra ideología sea únicamente una buena crítica del capitalismo. ¿Para qué sirven los análisis si no somos capaces de llevarlos a la práctica? Plantear iniciativas reales, planes concretos, consignas precisas, hacer un análisis concreto para aportar una solución concreta, esa es nuestra labor. En este momento, la solución concreta y real es trabajar por la creación del Partido Comunista en Euskal Herria. Todo lo demás es dejar el trabajo a otra gente o para otro momento. Y eso no es defender los intereses de la Revolución.
Deberían avergonzarse quienes trabajan contra la creación del Partido. Es inmoral plantear en estos momentos eso a la par que se visten de un ropaje Socialista. Nunca un Comunista puede trabajar tan solo dentro de otra organización. Trabajamos en el Partido, en las organizaciones de masas, pero mantenemos nuestra independencia porque nosotros solo rendimos cuentas a nuestros intereses. NO trabajamos para otras clases. Podemos colaborar o formar parte de otras estructuras, como lo fue en su momento el Frente Popular, en el caso del Estado Español, o Movimientos de Liberación Nacional, como ha pasado por medio mundo en la época de la descolonización, pero jamás hemos de perder nuestra independencia de clase, nuestra identidad. No encontrar el momento preciso para iniciar este proceso es falta de voluntad.
Parir una criatura no depende de una circunstancia sino de la voluntad de integrar nuestra política en la lucha con la de las demás clases. No existe un momento bueno, este es un proyecto para la lucha y, evidentemente, bajo el Capitalismo, de eso no nos va a faltar. En la situación en la que nos encontramos, con una crisis colosal que amenaza los cimientos de nuestra sociedad, con un índice de paro monstruoso, el argumento de si este momento es el adecuado o no, queda en el ridículo al optar por el no. ¿Acaso puede haber un momento mejor que este?. En palabras de Lenin: “Debemos darle el paso siguiente: despertar en todas las capas del pueblo, que tengan un mínimo de conciencia, la pasión por las denuncias políticas. No debe asustarnos el hecho de que las voces que denuncian políticamente serán ahora tan débiles, raras y tímidas.”
Desarrollar una práctica revolucionaria implica tres cosas: Impulsar y dirigir la lucha de clases, desarrollar la conciencia política de las masas y organizar la vanguardia en el Partido al mismo tiempo que reagrupamos a las masas en organizaciones amplias bajo la dirección del Partido.
Dejar la vanguardia en organizaciones interclasistas es olvidar nuestro objetivo. Trabajar solo desde dentro es entrismo trotskista porque olvidamos nuestra independencia de clase. Es preciso un equilibrio entre lucha, conciencia y organización. La práctica es el punto de partida y el centro de la actividad del Partido. Trabajar en otras estructuras olvidando nuestras necesidades es reaccionario, es un paso atrás. Un salto al vacío. Ya lo advirtió Lenin: “...la palabra, también, es un acto; esta verdad es incontestable, aplicada a las épocas históricas durante las cuales la acción política declarada de las masas faltaba; no obstante, esto no puede suscitarse artificialmente. Lo coherente en los revolucionarios solo se comprende y se hace realidad durante la acción política, a plena luz del día y de cara a las clases y las masas...cuando se ha convertido en hecho,...conformarse como otras veces con la “palabra” sin formular la consigna del paso a la acción es verter teoría muerta y estéril” Y para esto, señores, hace falta un instrumento que se llama Partido Comunista. Conformarse con las palabras comunistas y tener poco interés para pasar a la acción es característico de la ideología pequeño burguesa. Los comunistas transformamos nuestra concepción del mundo estudiando las realidades presentes y formulando sobre esta base una línea política con medidas y propuestas revolucionarias concretas. ¿Cómo se pretende aportar una línea a nuestra realidad sin un partido?
El Partido no se crea esperando el momento adecuado, sino fogueando a nuestros cuadros en la lucha. En las luchas en las que hemos de participar con voz propia. En Euskal Herria o en Sudáfrica. Allí donde exista el Capitalismo.


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