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viernes, 9 de enero de 2015

El Euskera en Berlín

Les compartimos este reportaje publicado en Noticias de Álava:


Entre lo vasco y lo alemán

Berlín, y otras ciudades alemanas cosmopolitas, son un hervidero multicultural. En sus universidades y Euskal Etxeak ha ido creciendo la oferta de enseñanza de euskera y de actividades relacionadas con lo vasco con gran fuerza

Cristina Mtz. Sacristán

Al hacer escala en Múnich, Xabi Alonso protagoniza la primera plana del Die Welt. Brinda, jarra de cerveza en mano, con una guapa rubia germana. Es la Oktoberfest y en Alemania respetan a los buenos profesionales como él. Si eres bueno en algo, eres tenido en cuenta. Así lo comprueban los vascos que llevan años viviendo en el país centroeuropeo, donde, por ejemplo, se concentran excelentes ingenieros. En Berlín, desde que cayó su muro (Schandmauer) ahora hace 25 años, las musas de artistas, escritores y cineastas se mezclan y retroalimentan. Y casi todas las nacionalidades del mundo aderezan ese caldo de cultivo propicio para que diferentes culturas convivan con creatividad.

Así lo constatan los lectores de universidades berlinesa, de Fránkfurt, de Leipzig... y la directora de la Euskal Etxea de Berlín, Ainhoa Añorga. El arraigo del euskera va in crescendo en esas cosmopolitas y culturales ciudades, si bien resulta relativamente reciente. El Gobierno Vasco y otras instituciones, como la Diputación de Bizkaia, fueron abriendo cuña con el cambio de siglo para que la cultura vasca tuviera su espacio en esta especie de Torre de Babel, y en la última década viene siendo Etxepare Euskal Institutoa el organismo que más está dinamizando dicha integración.

El paisaje multicultural es al menos pintoresco allí. En el caso de Ainhoa Añorga, su pareja es turco, de modo que ella habla a sus hijos en euskera, él en turco, los niños conversan en alemán... y el castellano brilla por su ausencia. Algo similar ocurre en las casas de Irati Elorrieta, lectora en la Freie Universität los dos últimos años, y Lourdes Izagirre, lectora en la Universidad de Fránkfurt: sólo usan el euskera y el alemán. En las clases que imparten hay alumnos de diferentes nacionalidades, pero lo interesante es el ahínco que ponen los alumnos alemanes por aprender euskera y conocer las costumbres y tradiciones vascas: “Se mueven por una gran curiosidad”, coinciden Irati y Lourdes, quienes cuentan con alumnos que “se enganchan tanto” que viajan veranos a Euskadi, prueban la gastronomía autóctona, escuchan su música, conocen sus paisajes... Tal y como le ocurrió a Elizabeth Macklin, la traductora al inglés de Kirmen Uribe, neoyorquina con gran pasión por la lengua vasca.

Viajera, culta y polivalente, la directora de Etxepare Euskal Institutoa, Aizpea Goenaga, es consciente de que Berlín y Nueva York son puntales importantes para la labor de divulgación de la Cultura vasca. “La actividad cultural que existe en Berlín es extraordinaria: es una ciudad culturalmente muy activa, muy atractiva y muy receptiva hacia todas las culturas, incluida la vasca, lo que la convierte en un punto muy relevante para la difusión de la nuestra”. El Instituto va impulsando por el mundo “cada vez más acciones, pero sobre todo vamos sembrando, vamos tendiendo puentes que faciliten la internacionalización de nuestros creadores y nuestros agentes culturales”, como el fomento de la interacción entre artistas vascos y creadores extranjeros, “para la realización de trabajos conjuntos”. La asistencia a foros profesionales, “de altísimo nivel”, es otro puntal.

De korrika por Berlín

Con el impulso y apoyo del Instituto Etxepare realizan su labor los promotores de la cultura vasca en Alemania. En el caso de Unai Lauzirika, vivió en Berlín pero desarrolla su actividad como lector en Leipzig desde hace casi dos años. Aún es tesorero de la Euskal Etxea en Berlín, y comparte la coordinación de su programa cultural. Celebra que el interés por el euskera va en aumento en la musical Leipzig, pero reconoce que compartir otras lenguas minoritarias, como el catalán, el gaélico o el gallego, dificulta la atención sobre la vasca. Aun así, los módulos que ofrecen (historia, lingüística...) refuerzan la demanda por el entorno vasco.

Sobre todo en Berlín -en Leipzig las actividades son más “académicas”- “siempre hemos intentado mezclarnos con la ciudad y los alemanes. Ya sea a través de escuelas y organizaciones en los barrios (organizando grafitis-reinterpretaciones del Guernica de Picasso con grafiteros gernikarras y berlineses en Neukölln) o con asociaciones alemanas que trabajan el tema de la memoria histórica y los derechos humanos”.

Como bonita anécdota, al poco de llegar a Berlín, y todavía estudiando alemán, Unai organizó con otros alumnos de la Euskal Etxea, y sus fundadores alemanes, una Korrika que llegó a cortar la céntrica avenida de Unter den Linden. El éxito que tuvo animó a seguir organizando eventos a alemanes y vascos, juntos.

No muy lejos de la neurálgica Friedrichstrasse se encuentra la Humboldt Universität. Enfrente, dispone de una hermosa biblioteca, donde se puede tomar algo. Estudiantes rubios, centroeuropeos, charlan de sus cosas en alemán o en inglés, mientras una chica con velo trabaja en su portátil. Unos jóvenes de tez oscura toman un café en otra mesa. Al lado, se encuentran Ainhoa Añorga, Irati Elorrieta y Lourdes Izagirre. La charla es animada y fluida, y toda en euskera. De vez en cuando, alguna expresión en alemán. El tono de voz, suave, como allí acostumbran.

A Lourdes le brillan los ojos cuando habla de cómo ya era inquieta en su Zumarraga natal. Su familia, baserritarra, siempre ha estado salpicada de personas viajeras y emprendedoras. Con ese espíritu se aventuró a estudiar en Alemania en los 80. Una vez de vuelta, el gusanillo la seguía y regresó a Alemania. Estudiar euskera allí en 1988 era ciencia-ficción, pero el catalán ya había ido entrando, recuerda. En 2004 el Gobierno Vasco introdujo la figura del lector (irakurle). Actualmente atiende a alumnos diversos en Fránkfurt, rica ciudad de negocios pero con unos 600.000 habitantes, frente a los casi cuatro millones de Berlín. Aun así, es una ciudad “con mucho movimiento”.

En el caso de Irati, destaca el gran interés y curiosidad de sus alumnos, a pesar de que en su mayoría trabajan (allí se suelen independizar muy pronto). Esta getxotarra que recaló en Alemania “sin darme cuenta” coincide con sus colegas en el carácter viajero de los alemanes, de su gusto por descubrir otras culturas. La dinámica Ainhoa, veterana al frente de la Euskal Etxea, destaca cómo las acciones, conciertos, exposiciones, etc. que organizan siempre maridan euskera y alemán. “Queremos compartir nuestra cultura con los que viven aquí”.




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