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domingo, 18 de enero de 2015

Moso Baila al Son que le Toquen

Les compartimos este texto publicado en Cubainformación:

Roberto Moso en El Correo: ¿es posible información más manipulada, desactualizada e indocumentada sobre el rap cubano?

José Manzaneda

Cuba es un país de enorme riqueza musical. Algo que no es producto de la casualidad: es el resultado de una política de Estado, en el campo de la educación y la cultura, de más de 50 años.

Esta riqueza no se limita a las variantes musicales tradicionales o autóctonas. El rap, el metal, el reggae o el jazz, en sus variedades y mezclas, tienen también en la Isla miles de seguidores, e importantes festivales como el Ciudad Metal, el Brutal Fest, el Jazz Plaza, el Havana World Music o el Simposio Internacional de Hip Hop.

En este terreno, el del rap y el hiphop, existen en Cuba centenares de bandas: Mano Armada, Obsesión, Anónimo Consejo, Alto Voltaje, Danay Suárez o Hermanos de Causa son solo algunos de los nombres más populares.

La Agencia Cubana de Rap da soporte, desde el Estado, a la promoción de algunas de estas bandas. Otras editan en sellos independientes, como Champions o Palenque Records.

Pero a los medios internacionales no les interesa ninguna de estas formaciones, cuyas canciones contienen duras críticas a los problemas y contradicciones de la sociedad cubana. La lupa de aumento de la prensa se posa en grupos musicales muy concretos. Un ejemplo lo tenemos en el reportaje del diario vasco “El Correo”, titulado “Los nuevos trovadores de la Cuba rebelde”, centrado en el grupo de rap cubano “Los Aldeanos”.

Escrito por el músico y periodista Roberto Moso, contiene informaciones erróneas y desactualizadas, y adolece de evidentes fallos de documentación.

Llama la atención, en primer lugar, que el reportaje no mencione el dato periodístico internacional más relevante sobre el grupo Los Aldeanos: la investigación de la agencia norteamericana Associated Press, que demostró –el pasado diciembre- que el Gobierno de EEUU había utilizado a este grupo de rap en sus planes de desestabilización política en la Isla. Entre 2009 y 2012, pagó al agente serbio Rajko Bozic para ayudar a Los Aldeanos en la organización de sus conciertos en La Habana, con un objetivo no declarado: provocar incidentes con la policía, que sirvieran para generar una espiral de protestas, siguiendo el patrón aplicado en Belgrado para la caída del Gobierno de Slodoban Milosevic.

El reportaje de El Correo, además, habla de Los Aldeanos como si aún residieran en Cuba, cuando llevan años viviendo y actuando en Miami. Sus letras actuales, por cierto, han perdido toda su dureza original: efecto evidente de la censura del mercado discográfico de EEUU. ¿O será quizá porque en ese país no existe racismo, pobreza, represión o  desigualdad, temas recurrentes en el movimiento rap?

En otra información fuera de tiempo, el periodista Roberto Moso asegura que Los Aldeanos “siguen reivindicando (al Che Guevara) en su pureza rebelde”. Curioso, porque hace apenas dos meses afirmaban, en una entrevista, lo siguiente: “Decían que nosotros éramos guevaristas. (...) yo no sabía quién era el Che hasta que crecí y viajé y pude conocer. Para mí el Che era (...) un santo, un tipo revolucionario, guerrillero, yo no sabía de las historias verdaderas, de nada, porque aquí en Cuba nadie sabe nada”. Y es que Los Aldeanos, en Miami, ya han aprendido el catecismo: ya saben que el Che no fue uno de sus santos, sino un comunista asesino.

El reportaje, además, pretende desnaturalizar la posición política, al lado de la Revolución, del trovador Silvio Rodríguez, al lado de la Revolución. Dedica tres párrafos a detallar un escrito que, en agosto pasado, publicaba el cantante, protestando por la paralización –por problemas burocráticos- de los estudios Abdalá, que él financia de manera desinteresada. Leemos en El Correo que estos estudios “se encuentran sin electricidad por falta de pago”. Algo absolutamente falso. El propio Silvio, poco después de su primer escrito, celebraba en su blog que el Ministro de Cultura se había hecho cargo de los estudios, y reafirmaba que seguía apostando por un “socialismo sustentable” en su país.

El periodista de El Correo redondea finalmente su trabajo con los habituales tópicos sobre Cuba, como el de una supuesta “prostitución generalizada (en la Isla), que el régimen se vanagloriaba de haber erradicado por completo”. Algo tan falso como chocante leerlo en un periódico –El Correo-, que ese mismo día publicaba en sus páginas más de 150 anuncios de prostitución.

Por cierto: ¿autorizaría el diario El Correo al periodista Roberto Moso un reportaje sobre el reciente veto institucional, en Burgos y Sevilla, a los raperos valencianos Los Chikos del Maíz? ¿O sobre el permanente boicot político al grupo vasco Soziedad Alkoholika? ¿Le dejarán hacer un reportaje sobre la condena de dos años de cárcel al rapero Pablo Hasel, por las letras de sus canciones?



Acá tienen el mismo reportaje en YouTube:


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