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jueves, 26 de noviembre de 2015

Objeto Perdido

Cada vez que un iluminado progre se posiciona en contra del derecho a la autodeterminación de los pueblos calificándolo de aldeanismo o de anacrónico nacionalismo dan ganas de que dicha persona viva la décima parte de lo que han vivido muchas personas como efecto directo de la brutalidad de quienes viven atados al pasado.

Aquí les presentamos un ejemplo, el de Mikel Zabalza, cortesía de la página PlayGround:


Objetos perdidos: ¿qué pasó con Mikel Zabalza?

Ignacio Pato
Es miércoles 27 de noviembre de 1985 y Mikel Zabalza Garate no ha ido a trabajar. Le toca el primer turno, pero a las 5 de la mañana el autobús de la empresa municipal de transportes de San Sebastián que conduce no arranca.

18 días después, su cuerpo muerto aparece flotando en el río Bidasoa, a varios kilómetros de allí.

¿Por qué?
1. ¿Dónde está Mikel?

Noviembre suele ser siempre un mes gris en Euskadi, pero en 1985 lo parece aún más. Es tiempo de GAL, de Ley Antiterrorista y Plan Zona Especial Norte, de reconversión industrial y de heroína. También de la ofensiva de ETA militar, que el 26 de noviembre acaba de matar a cuatro personas en tres puntos diferentes de Guipúzcoa.

La Guardia Civil peina la provincia. La guerra contra el terrorismo también se libra en la opinión pública, cada detención cuenta. Mikel Zabalza se ha mudado hace poco a San Sebastián desde su pueblo de Orbaizeta, en Navarra. Tiene 32 años, arrastra complicaciones de una reciente operación de apendicitis y a ninguno de sus allegados se le ocurre un motivo por el que pueda ser detenido.

"En aquella época se realizaban grandes bases de datos, con información muy imprecisa. Quizá los que lo detuvieron simplemente querían saber si les podían llevar a tener otros resultados", dice al teléfono Miguel Ángel Llamas, uno de los impulsores de 'Galdutako Objektuak' (Objetos perdidos), un documental en fase de captación de fondos que trata de arrojar luz sobre el caso.

Lo cierto es que la Guardia Civil entra en la casa de Mikel Zabalza en el barrio de Altza y lo traslada detenido a otro barrio donostiarra, el que da nombre a un cuartel que ya empieza a ser sinónimo de miedo: Intxaurrondo.

A la mañana siguiente, la del 27, la Guardia Civil niega que Mikel siga con ellos. Dicen que al alba ha confesado ser militante de ETA y que ha querido mostrar la localización de un zulo...

También dicen que, aprovechando la oscuridad de un paraje que conocía, se ha librado de los tres agentes que lo custodiaban y que se ha escapado metiéndose por el hueco de un túnel que lleva directamente al río Bidasoa a la altura de Endarlatza, justo entre Navarra, Guipúzcoa y Francia.

Pero Mikel no parece haberse "escapado" solo de la Guardia Civil. Nadie sabe nada de él. Ni su familia. Todos se preguntan Non da Mikel?. ¿Dónde está Mikel?
2. Si ha perdido a su hijo, búsquelo en objetos perdidos

Garbiñe Garate busca a su hijo. Tras oír a la Guardia Civil reconocer la detención de Mikel, acude a Intxaurrondo. ¿Dónde está Mikel? La respuesta que recibe es que si su hijo de ha perdido, mejor será que lo busque en 'objetos perdidos'…

La confusión en la familia es máxima. Ya no es que a Mikel no le pegue escapar de esa manera de tres agentes de la Guardia Civil. Es que Mikel no tiene ningún tipo de relación con ETA, ni siquiera una ideología marcada. Lo más político que se le conoce es su pertenencia al sindicato ELA, en la órbita del PNV.

Con él han sido detenidas otras personas que no han estado tan lejos del navarro. Uno es Manuel Bizkai, el primo, que recuerda haber escuchado gritos en Intxaurrondo la primera noche. Otra detenida es Idoia Aierbe, la novia de Mikel.

Idoia afirmaría haber visto pasar a varios agentes con una camilla que transportaba lo que sin duda era un cadáver.

Ion Arretxe, el otro detenido, denunciará más tarde que a él lo llevaron al monte y le practicaron lo que en el sombrió catálogo de torturas recibe el nombre de "la bañera". Es decir, a Ion le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico y luego se la sumergieron en una poza. Posteriormente llevado a Intxaurrondo, Ion cuenta que al llegar oyó al guardia civil de la puerta decir a sus compañeros “joder, cómo traéis a este”.

Pasan los días y la pregunta Non da Mikel? pasa de la cabeza de su familia y amigos a las pancartas de las manifestaciones. Sin embargo, lo peor está en casa.

Idoia Zabalza tenía 21 años y reconoce que cada día que pasaba era peor. “Desde el primer momento, no nos creímos la versión oficial. Era literalmente increíble eso que contaban sobre mi hermano. Fueron 20 días de shock, pensando que la única explicación lógica es que hubiera muerto en el cuartel o donde fuera. Días de temer lo peor”, recuerda.

En la voz de Idoia hay más firmeza que temblor. Así suena cuando verbaliza una realidad silenciada: “Muchos habían salido vivos de las torturas, pero en el caso de mi hermano pensábamos que él no había tenido esa suerte”.

3. Nadar esposado

El ambiente es tan tenso alrededor del suceso que el ministro de Interior José Barrionuevo interviene. Asegura que Zabalza va a aparecer pronto y con vida. Solo se equivoca en lo segundo.

El 15 de diciembre de 1985, 18 días después de su detención, el cadáver de Mikel Zabalza aparece flotando en el río Bidasoa.

La familia defiende que ha muerto torturado y que la aparición del cuerpo ha sido preparada. Mikel ha aparecido a 150 metros de donde la versión oficial defiende que huyó. Es un área rastreada a conciencia durante días. "Se hizo un drenaje. Los submarinistas de Cruz Roja manifestaron que si allí había un cuerpo, ya lo tenían que haber encontrado", recuerda Miguel Ángel Llamas.

No era lo único extraño. Aquel cuerpo que en teoría llevaba 20 días sumergido en el Bidasoa no presentaba lesiones por la acción de los peces o la erosión de las rocas y corrientes del río.

Ninguno de los tres agentes le disparó al huir ni hubo un dispositivo policial para encontrarle tras la fuga. Además, Mikel no sabía nadar, algo habitual en la época entre habitantes de zonas frías de interior. La pregunta deja de ser "¿dónde está Mikel?" y pasa a ser "¿se puede nadar esposado?".

La autopsia corrobora la versión oficial: asfixia por sumersión. Sin embargo, la doctora danesa Kareen Helverg Larsen, miembro de Amnistía Internacional y contratada por la familia Zabalza, realiza una prueba pericial y critica duramente los métodos utilizados en la autopsia, describiéndolos "muy por debajo del nivel europeo".

4. La caja de Mikel

El caso se archiva en 1988 pero se reabre en 1996 a raíz de unas informaciones que publica el diario El Mundo. El periódico señala que en los pulmones de Zabalza había taladrina —un aceite de corte vertido en el río por las industrias de la zona— en una concentración tal que despierta dudas sobre si fue directamente inyectada agua de río en el cadáver…

Aparece también el testimonio de un confidente policial, Txofo, que acusa a los agentes Bayo y Dorado de matar a Zabalza mientras le practicaban "la bañera" en Intxaurrondo. El Mundo destapa una grabación en la que el sargento de la Guardia Civil Pedro Gómez reconoce ante el coronel del CESID Juan Alberto Perote que Zabalza "se les ha ido de las manos, que se ha quedado en el interrogatorio".

Sin embargo, el caso se cierra por falta de pruebas y se archiva definitivamente en 2010. Nunca llegó a juicio.

Mikel hubiera salido en libertad sin cargos, aseguran sus allegados. No tenía relación con ETA. Sí con su familia, y mucha. “Nosotros somos una familia grande. Éramos 9 hermanos, ahora somos 8. Él era el hermano mayor y no solo porque le tocó, ejercía como tal. Era el consejero de todos los hermanos, el que te echaba un cable”. Así lo recuerda su hermana Idoia.

Dice Idoia que hace tiempo que no sueña con su hermano. “Ya no, pero sí hubo una temporada en que sí, y a mí me hacía mucho bien. Soñaba que aparecía y venía a estar con nosotros. En el sueño yo era consciente de que estaba muerto y le decía 'no puedes volver, estás muerto'. Para mí, soñar con él era como estar con él”, reconoce.

Mikel Zabalza tendría hoy 15 sobrinos y sobrinas. A la mayoría no los pudo conocer. Una de ellas es Garazi, la hija de 24 años de Idoia. Junto a sus primas jugaba de pequeña a encontrar una caja secreta escondida en la casa familiar. Cuando la encontraban, no se atrevían a abrirla.

Esa caja, con recuerdos de Mikel, es cada vez menos secreta.






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