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domingo, 6 de diciembre de 2015

Convocatoria de 'Karmele Gogoan'

Hoy se cumple un año más de la muerte de Karmele Solaguren.

Hace once años ya que la carretera le cobró la vida cuando se dirigía a visitar a su hijo Ekain a quien se había aplicado la draconiana medida de excepción denominada con el eufemismo "dispersión", medida que fue confeccionada por el Franquismo Borbónico en contubernio con el PNV para así no solo castigar a los militantes independentistas sino a sus familias. Baste recordar en este momento la muerte hace unas horas de la madre de Unai Bilbao, a quien se negó ver a su hijo a pesar de estar en la etapa terminal de la enfermedad que al final le ha quitado la vida.

Es en ese tenro que les presentamos esta convocatoria y nota publicadas en la página Plazaberri:


El 18 de febrero buscan dar un paso importante, en el camino al reconocimiento de lo que sucedió con Karmele Solaguren Goikoetxea. Esta vecina de Barañain murió en un accidente de tráfico un 6 de diciembre hace 11 años cuando iba a visitar a su hijo Ekain preso a más de 500 kilómetros de su casa. La iniciativa Karmele Gogoan recuerda que Solaguren murió a causa de una decisión política que mantiene la dispersión. Dicen que ha llegado el momento de dar el gran paso hacia el reconocimiento y por ello subrayan que el acto que se celebrará a las 19:00 en el Auditorio el próximo 18 de febrero será el punto de partida. Acto al que animan participar a todo el vecindario.

«Prohibiciones, represión y negación»

El 6 de diciembre de 2004 a las 11:30 de la mañana, Karmele Solaguren y su compañero Jose Luis Guerra tenían programada la visita semanal de 40 minutos con su hijo Ekain preso en la cárcel de Alcalá Meco de Madrid. Hacia las 8:00 de la mañana, Karmele y Jose Luis de camino a Madrid, detenían su vehículo en el arcén de la carretera a la altura de la localidad soriana de Noviercas, para auxiliar a los afectados de un accidente ocurrido previamente. Eran las 8:15 cuando Karmele y Jose Luis eran arrollados por otro vehículo que transitaba por la misma travesía. Solaguren fallecía y Guerra resultaba gravemente herido.

Desde Karmele Gogoan recuerdan que ese mismo día por la noche la Guardia Civil disolvió una asamblea informativa y concentración en denuncia de la muerte de Solaguren. Así mismo recuerdan las cargas de la Policía Nacional en el cementerio de Pamplona cuando Ekain Guerra Solaguren custodiado y esposado intentaba despedirse de su madre. Recuerdan que en el traslado de vuelta a la prisión los Guardias Civiles encargados de su custodia le dijeron que «se ha muerto una hija de puta de soriasis» (interpretado como una alusión a Soria, provincia en la que Karmele perdió la vida) o «tú tienes la culpa de que se haya muerto tu madre». Dicen también que el Ayuntamiento de Barañain se negó a convocar reunión de urgencia. Denuncian que en días posteriores el Alcalde prohibió el uso de megafonía y escenarios para despedir a Karmele Solaguren en su pueblo. Por esas mismas fechas «la Guardia Civil ocupó literalmente el pueblo para reprimir una jornada de movilización en la localidad» según Karmele Gogoan. Años más tarde, lamentan que el Ayuntamiento arrancara un monolito colocado por familiares, amigos y amigas. Y en la misma línea recuerdan que el año pasado esta misma institución prohibiera un homenaje en el Auditorio de Barañain y una exposición fotográfica.

Desde Karmele Gogoan tienen claro que «tanto empeño en evitar que en este pueblo se hiciera memoria no se explica sin un intento claro de no reconocer responsabilidades». Aseguran que «ha habido una intención continuada y deliberada para que esta muerte pase al olvido y no se recoja en la memoria colectiva de nuestro pueblo».

Subrayan no obstante, que gracias al esfuerzo que durante estos once años han realizado muchas vecinas y vecinos de Barañain, nadie puede negar hoy que Karmele ha muerto a causa de una decisión política que mantiene la dispersión. Advierten que esa misma política que conllevó la muerte de Karmele Solaguren es la que se mantiene con los jóvenes de la localidad Xabier Sagardoi y Luis Goñi que se encuentran dispersados en Soria y Almería. En este sentido desde la iniciativa muestran su preocupación porque «la actitud de no reconocer lo sucedido, hace posible que cualquier día nos despertemos con una muerte más».






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