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sábado, 9 de enero de 2016

Rosa Rodero Defiende su Compromiso

Estamos a escasas horas del inicio de las marchas simultáneas en Bilbo y Baiona convocadas por Bagoaz y Sare bajo el lema "Mugi Daitezen Harriak" en solidaridad con lxs represaliadxs políticxs vascxs.

Como ya habíamos comentado anteriormente, la caverna mediática se ha dado un festín criticando la decisión por parte de Rosa Rodero de unirse al movimiento en favor de la paz y la reconciliación en Euskal Herria.

Les compartimos ahora esta entrevista publicada en Deia donde Rosa Rodero pone los puntos sobre las íes:

Rosa Rodero: “Yo no tengo ningún síndrome de Estocolmo, lo que busco es la paz”

La viuda del sargento de la Ertzaintza asesinado por ETA secunda hoy la marcha de Sare en favor de los derechos de los presos de la banda y portará la pancarta

Miguel Aizpuru | Foto: Borja Guerrero
El 22 de noviembre de 1993 un miembro de ETA disparó a bocajarro al sargento mayor de la Ertzaintza, Joseba Goikoetxea, en la calle Tívoli de Bilbao. Murió cuatro días más tarde. 22 años después, su viuda, Rosa Rodero, ha decidido secundar la marcha de Sare en favor de los derechos de los presos de la banda y marchará además en primera fila portando la pancarta. No parece fácil tomar una decisión así, pero Rodero lo tiene muy claro: su presencia en la manifestación es necesaria para avanzar hacia la paz y la convivencia en Euskadi. No es la primera vez que lo hace; se ha reunido con antiguos reclusos de ETA y ha estado presente en homenajes a víctimas de la izquierda abertzale como Santi Brouard. Hoy, sin embargo, tiene el foco mediático sobre su persona.

¿Se siente cómoda manifestándose al lado de personas que no condenaron el asesinato de su marido?

-Yo voy a una manifestación por los derechos humanos donde hay gente de todo tipo y me tengo que hacer a la idea. Tenemos que lograr una convivencia y en el pueblo vasco hay muchas opiniones. Mientras ellos me respeten, yo respeto también.

¿Cómo ha sido su proceso evolutivo a lo largo de los años en este sentido?

-Desde el primer momento lo he tenido todo bastante claro, puesto que mi marido era una persona que siempre luchaba por los derechos humanos y la reinserción de los presos. Con lo cual, en casa siempre se ha hablado de estos asuntos. Yo sigo queriendo lo que mi marido quería, es en lo que me he educado y lo que he vivido. No me ha hecho falta una reflexión muy fuerte.

¿Cree que otras víctimas entenderán su postura?

-Me imagino que habrá víctimas que lo entiendan y otras que no. Todos somos individuales y tenemos nuestra propia forma de pensar o de conllevarlo. Yo siempre he respetado todas las posturas y sé que muchas víctimas están de acuerdo conmigo en que hace falta dar pasos si queremos llegar a una paz total.

¿Qué le une a los familiares de presos de ETA?

-Sé que han sufrido, que muchas madres no sabían lo que sus hijos estaban haciendo. Y después está el dolor que les han causado los alejamientos, que ha sido muy fuerte. Como madre, me une el dolor que sientes cuando un hijo fallece o está preso.

¿Es suficiente el acercamiento de los reclusos o debe producirse una amnistía?

-Yo no estoy de acuerdo con la amnistía, en ningún momento. Cada preso tiene que pagar lo que le corresponde, dentro de la legalidad vigente. Si esta legalidad nos impone que a los 15 o 18 años los presos tienen que salir a la calle, tendrán que salir. Lo tenemos que asumir. En Euskadi estamos aprendiendo a convivir con ello, para que este conflicto que hemos tenido durante tantos años no se vuelva a repetir.

¿Qué papel deben jugar las víctimas en este proceso de convivencia?

-Las víctimas del terrorismo tienen que luchar por sus intereses, que pueden ser de muchas clases. Pero políticamente no pueden actuar como víctimas. Yo tengo mis ideas políticas pero no las ejerzo como víctima.

¿Qué les diría a los que la acusan de tener el síndrome de Estocolmo?

-Mis palabras desde que murió mi marido hace 22 años no han cambiado. Yo he tenido muy claro lo que quería y lo que no quería para Euskadi, para mí y para mi familia. Yo no tengo ningún síndrome de Estocolmo, lo que busco es la paz. Mis hijos y yo hemos tenido que vivir unos momentos muy malos, hemos pagado un precio muy alto. Pero quiero que mis nietos conozcan esa paz por la que su abuelo murió.

¿Que cree que puede aportar la marcha de Sare?

-Llevamos cuatro años muy parados, no se ha hecho nada. Tiene que ser un estímulo para que se empiece a negociar, a tratar, a hablar, a dialogar.

¿Debe mover ficha el Gobierno español o debe entregar ETA primero las armas?

-Lo de entregar físicamente las armas me parece un absurdo. Pueden entregar mañana dos pistolas, pero nadie te asegura que al día siguiente no vayan a comprar otras dos. No creo que eso sea un imprescindible para empezar a dialogar, hay otras cosas más importantes como las necesidades de los presos. Tienen que ponerse todos de acuerdo e iniciar un dialogo ya. Que empiecen de una vez. Las víctimas necesitamos descansar; yo llevo 22 años con estos temas y tengo una edad en la que necesito relajarme y no tener que estar todo el día pensando en lo que puede o no puede pasar.

¿Han sido politizadas las víctimas por determinados sectores políticos?

-Hasta el año 1996 las víctimas estábamos escondidas. A partir de ese momento el PP empieza a interesarse y a darles una categoría de cara al público. Pero cada uno habrá dejado que le lleven o no a la politización.

¿Se han planteado crear una asociación de víctimas más abierta al diálogo?

-Yo hace muchos años quise hacer una asociación de víctimas en Euskadi, pero tenía un problema: en el momento en que la creara me iban a equiparar con el mundo nacionalista en el que me muevo. Como no he querido nunca que me cataloguen por mis ideas políticas, lo que siempre he hecho es ayudar individualmente a todo el que me lo pide. Si me llama cualquiera que tiene dudas y le puedo poner en contacto con gente o le puedo hacer una visita, lo hago. Siempre he estado dispuesta a ayudar y siempre me han tenido ahí. He hecho todo lo posible, unas veces mejor y otras peor.





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