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jueves, 3 de marzo de 2016

Han Asesinado a Berta

Desde Honduras nos llegan terribles noticias.

Aquí les compartimos el reportaje al respecto publicado en La Jornada:

Berta Cáceres: una vida por la tierra

La dirigente de la etnia lenca Berta Cáceres dedicó su vida a reivindicar los derechos de acceso a la tierra de su comunidad en Honduras y a luchar contra terratenientes y compañías extranjeras para impedir que les arrebataran campos, fuentes de agua y bosques.
Berta aprendió desde su infancia a trabajar por otros, ya que su madre, partera y enfermera, asistió no sólo a sus comunidades sino también a decenas de miles de refugiados salvadoreños que ingresaron en Honduras en la década del 80 huyendo de la guerra civil en su país.

En 1993, tras el retorno de los refugiados a El Salvador, Cáceres fundó, junto a su entonces esposo Salvador Zúniga, el Consejo de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), que aglutinaba las diferentes tribus lencas que habitan en cuatro departamentos del occidente de Honduras.

Cáceres, asesinada por presuntos sicarios en la noche de este jueves tras sufrir numerosas amenazas, trabajó 22 años por lograr que más de 400 mil indígenas lencas pudieran recuperar sus tradiciones, sus tierras arrebatadas y tuvieran la posibilidad de mejorar sus perspectivas.

Tanto Cáceres como Zúniga se dedicaron a luchar contra los terratenientes locales que despojaban a los indígenas de sus tierras e iniciaron la lucha contra compañías mineras y generadoras de energía que, con concesiones otorgadas por el Gobierno, operaban en la región. Según los pobladores, las labores degradaban los suelos.

Cáceres organizó varias marchas a pie desde las comunidades lencas hacia la capital del país, Tegucigalpa, ubicada a más de 200 kilómetros, con el objetivo de presionar al Gobierno y al Parlamento a que escucharan los derechos de las tribus olvidadas y marginadas.

Tras las protestas, logró que el Gobierno hondureño se comprometiera a resguardar los derechos ancestrales de los indígenas, en especial la propiedad comunal de las tierras, pero Cáceres denunció que dichos acuerdos fueron violados o incumplidos por las autoridades hondureñas.

La activista también se dedicó a resguardar las tradiciones de los pueblos lencas, ya que se estaban extinguiendo por la expansión de la llamada cultura mestiza.

Una de sus tradiciones es la defensa de los ríos y de sus aguas a manos de las mujeres lencas, lo que le valió el enojo de las compañías mineras y generadoras de electricidad que utilizan dicho recurso natural para sus operaciones diarias.

El trabajo de Cáceres junto a los pobladores logró que varios proyectos de empresas hidroeléctricas paralizaran sus actividades y que las compañías se retiraran de la región, al igual que el financiamiento de organismos internacionales como el Banco Mundial.

La dirigente lenca logró atraer la atención internacional sobre su lucha en pro de los recursos naturales y obtuvo apoyo de diversos organismos del mundo. En 2015 fue distinguida con el Premio Goldman por la defensa del ambiente y los derechos de los pueblos indígenas.

Pero su activismo no sólo le valió reconocimiento, sino también la ira de terratenientes y empresarios. Cáceres denunció haber recibido reiteradas amenazas de muerte de sectores poderosos y aseguró haber sido hostigada y sometida a persecución en varias ocasiones por parte de policías y guardias privados.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó al Estado de Honduras que le brindara protección policial, pero la asignación de dos agentes a todas luces fue insuficiente.

La madrugada de este jueves, varios presuntos sicarios ingresaron violentamente en su residencia en la localidad de La Esperanza, en el occidental departamento de Intibucá, y la mataron a disparos.

Ya en abril de 2015 la organización Global Witness publicó un informe titulado '¿Cuántos Más?' denunciando que Honduras es el país más peligroso para quienes defienden el medio ambiente. Las cifras eran escalofriantes: de los 116 activistas medioambientales asesinados en 2014 a nivel mundial, el 40 por ciento de los casos se había producido en Honduras.

Pero Cáceres no se dejó amedrentar por esta realidad. Pese a que las radioemisoras comunitarias también sufrieron amenazas, no dejó de lado una de sus principales causas: el rechazo de la construcción de la represa de Agua Zarca.

"Cuando iniciamos la lucha contra Agua Zarca yo sabía lo duro que iba a ser pero sabía que íbamos a triunfar, me lo dijo el río", aseguró por entonces, convencida de su lucha.







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