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sábado, 28 de enero de 2017

Por las Calles de la Memoria Histórica

En su absurda determinación por mantener los símbolos del franquismo que afean distintos puntos del estado español, los ultra nacionalistas españoles han llegado hasta el insulto abierto al pretender que eso sí, se retiren los nombres a calles, plazas y parques que han sido dedicados a personas y colectivos que han luchado en contra de el autoritarismo que ha caracterizado a los gobiernos españoles desde hace por lo menos quinientos años.

Les invitamos a leer este reportaje publicado en El Confidencial:


La petición del PP de suprimir las calles de Dolores Ibarruri o Sabino Arana en Bilbao, enciende el debate sobre el callejero de las tres grandes ciudades vascas

José Mari Alonso

La fuerte polémica que suscitó la iniciativa desde el mismo instante de su presentación –corrió como la pólvora por las redes sociales siendo tendencia en Twitter-, forzó al PP a retirar su petición para eliminar del callejero de Bilbao las calles dedicadas a Dolores Ibárruri ‘La Pasionaria’, Sabino Arana y Tomás de Zumalacárregui. Escaldados por el unánime rechazo político y social, los populares dieron marcha atrás aduciendo un error en el “planteamiento” de la propuesta, con la que pretendían denunciar el doble rasero que se utiliza a la hora de introducir cambios en la nomenclatura de las calles en aplicación de la Ley de Memoria Histórica. La pretensión última era que el Ayuntamiento acometiera un desarrollo “amplio y exhaustivo” de la normativa para eliminar del callejero a estos tres “personajes”.

La propuesta debía haber sido debatida este pasado jueves día 26 en el pleno del Ayuntamiento de Bilbao. En todo caso, la retirada de la polémica propuesta no ha cerrado la disputa por las modificaciones en el callejero. En la misma sesión plenaria, los partidos que sustentan el Gobierno municipal con mayoría absoluta (PNV y PSE) rechazaron cambiar el nombre de la calle Reyes Católicos como exigían de forma conjunta EH Bildu, Udalberri y Goazen Bilbao. Frente al argumento de estos grupos de que la calle fue renombrada por un “ayuntamiento franquista” en 1951, socialistas y ‘jeltzales’ defienden que esta denominación no se ve afectada por los supuestos recogidos en la Ley de Memoria Histórica para su eliminación. De seguir el criterio de la oposición, el Ejecutivo local asegura que habría que modificar los nombres de 228 de las 913 calles actuales (una de cada cuatro) porque sus denominaciones fueron “puestas durante el franquismo”.

Las discrepancias en Bilbao no son las únicas en Euskadi, donde los desacuerdos existentes en algunas instituciones mantienen activa la guerra de la memoria histórica en relación al callejero. Vitoria tampoco es ajena a esta controversia y este lunes abordará en pleno una moción consensuada por todos los grupos salvo el PP en la que se deja abierta la puerta a “modificar o contextualizar” el nombre de seis calles vinculadas al franquismo (Obispo Ballester, Bueno Monreal, Pedro Orbea, José Lejarreta, Vicente Abreu y Luis María Uriarte). No obstante, el debate llega con polémica después de que el alcalde, Gorka Urtaran (PNV), haya advertido ya de que “no va a cambiar el nombre a ninguna calle de la ciudad” mientras sea su regidor, lo que ha indignado a EH Bildu. La coalición 'abertzale', que regaló sus votos a Urtaran para desalojar de la Alcaldía a Javier Maroto, ha acusado al primer edil de “poner en peligro el consenso sobre la memoria histórica” al decidir de forma “unilateral” no modificar el nombre de las calles, “moviéndose hacia los planteamientos del PP”.

El texto acordado establece la posibilidad de modificar la calle o mantener el nombre y colocar una placa explicativa sobre la trayectoria vital de la persona. Y aquí hay división. Mientras unos grupos apuestan por eliminar estas seis denominaciones, el alcalde ya ha impuesto la segunda medida. Así lo ha dejado constancia en las redes sociales, donde estos días atrás ha asegurado que “no comparto en absoluto que se modifique el nombre de las calles”, cerrando la puerta a esta vía. Desde Alcaldía se reafirman en este planteamiento. “No hay que borrar la historia y sí explicarla”, aseveran. Además, ponen en valor que la moción que será debatida en pleno se distingue, más allá de por esta diferencia en torno a las seis calles, por el consenso mayoritario logrado.

El dictamen que va a ser sometido a pleno se fundamenta en las conclusiones de un plan elaborado por un grupo de trabajo de memoria histórica que ha estado funcionando desde la pasada legislatura con la participación de los partidos y asociaciones vinculadas a este ámbito. Entre las medidas recogidas, se pide a la subdelegación del Gobierno en Álava que elimine el escudo franquista que hay en el exterior de su edificio en Vitoria o, en su caso, coloque una placa que lo “contextualice en ese tipo de arquitectura pública”. También se reclama que se explique en el exterior de la Catedral Nueva el “enorme escudo franquista” situado en su interior, aunque ahora está tapado con “un gran cortinaje”, contextualizando “el momento histórico y la permanencia de dicha simbología”. Igualmente, se propone enviar cartas a las comunidades de vecinos y propietarios de viviendas con placas de simbología franquista instándoles a su retirada.

En todo caso, la polémica por la decisión adoptada de antemano por el alcalde de no modificar las nomenclaturas de las seis calles objeto de controversia va a marcar el debate de este lunes dejando en un segundo plano el acuerdo en el resto de cuestiones. “Estas seis personas destacaron durante el franquismo pero no significa que tuvieran especial implicación en el régimen”, insisten en sus postulados desde Alcaldía. El PP, por su parte, ha presentado su propia propuesta, que incluye varias de las acciones planteadas por el grupo de trabajo de memoria histórica y que comparte con todos los partidos municipales, aunque deja fuera la cuestión de estas seis calles, entre otras.

En San Sebastián el debate sobre los efectos de la Ley de Memoria Histórica en el callejero se cerró la pasaba legislatura ya que por entonces solo había una única calle afectada. La denominación de Conde de Plasencia se sustituyó por la de Rafael Munoa. Se trataba de un pequeño callejón de unos pocos metros que daba al Paseo de la Concha en el que ni siquiera había portales, por lo que nadie reparaba en él y en su vinculación con el franquismo. Este desconocimiento había hecho que siempre se salvara de los anteriores procesos de supresión de denominaciones franquistas llevados a cabo en la ciudad.

La mayor polémica por el cambio de nombre de una calle estuvo relacionada con el terrorismo de ETA, ya que el Gobierno municipal de EH Bildu se negaba a rebautizar una vía dedicada al presunto etarra Mikel Gardoki, que murió en 1975 en un enfrentamiento con la policía del régimen de Franco. La coalición 'abertzale' se vio obligada por “imperativo legal” en cumplimiento de una sentencia del 20 de junio de 2011 del Juzgado de lo contencioso administrativo número 1 de San Sebastián, que estimó la demanda presentada por el PP. El entonces portavoz del PNV y hoy alcalde, Eneko Goia, también se oponía a este cambio ya que, según expuso, Gardoki “no fue juzgado”.

El callejero de San Sebastián incluye la céntrica calle Reyes Católicos aunque ésta nunca ha estado en el punto de mira de las acciones en defensa de la memoria histórica. Sí lo ha estado en el caso de Bilbao, que preservará su nomenclatura tras la decisión de PNV y PSE de oponerse a su desaparición. Hasta la fecha, la capital vizcaina ha modificado la denominación de cinco calles en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Precisamente, este mismo miércoles 1 de febrero se harán efectivos los cambios de las vías Eusebio García Alonso y Hermógenes Rojo, y del muelle Alfonso Churruca después de que el pasado 20 de diciembre el Ayuntamiento aprobara esta medida.





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