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martes, 7 de febrero de 2017

La Honesta Historia de los Vascos

Le queremos dedicar esta entrada a Ana Beltrán, la pepera navarrica que anda toda confundida con respecto a la historia e identidad de Nafarroa, el pulsante corazón de Nabarra Osoa... o sea, Euskal Herria.

El artículo en cuestión ha sido publicado en el Diario Vasco:


Joseba Agirreazkuenaga ha publicado la obra 'De los vascos sin historia a los vascos con historia', que habla sobre cómo se ha ido tejiendo la historia del País Vasco

Felix Ibargutxi

El catedrático de la UPV/EHU Joseba Aguirreazkuenaga ha publicado el libro 'De los vascos sin historia a los vascos con historia', en el que muestra -de manera divulgativa- los intentos que a lo largo de los tiempos han existido para escribir la historia de los vascos.

La publicación arranca con una escena de 1897. La Societé d'Ethnographie et d'Arte Populaire ha organizado en San Juan de Luz su segundo congreso, con el fin de reflexionar sobre las tradiciones vascas. Uno de los ponentes, Adrien Planté, alcalde de Orthez y miembro de la Real Academia de la Historia de España, arranca su conferencia con una pregunta provocativa: «¿Acaso los vascos tienen historia?» En aquella época, existía la tendencia a pensar que los pueblos que no habían conseguido la independencia carecían de la necesaria vitalidad y eran incapaces e participar en la marcha de la historia. Entonces, uno de los organizadores del congreso, el alcalde de San Juan de Luz , el republicano doctor Goyeneche, le susurra al oído que «los vascos son como las mujeres honestas: carecen de historia».

En la contraportada del libro se puede leer: «Desde las universidades y reales academias de los Estados-nación francés y español se ha impulsado una historia de secuencia única, provocando la invisibilidad de los vascos en la Historia. Sin embargo, desde el siglo XVII Oihenart construyó un discurso histórico de Vasconia y los vascos, en contraste con otros relatos».

Arnaud Oihenart (1592-1667) resulta una pieza clave, según Agirreazkuenaga. Nacido en la capital de Zuberoa, Maule, estudió abogacía y fue elegido representante del 'tercer estado' o pueblo común de Zuberoa, frente al clero y la nobleza. Tuvo acceso a la biblioteca del señor de Agramont, y así pudo consultar fuentes documentales históricas originales y de primera mano. Su obra cumbre fue 'Notitia utriusque vasconiae, tum Ibericae, tum Aquitaniae', la noticia histórica de ambas Vasconias, la ibérica y la aquitana. «Frente a los mitos y leyendas que encierran relatos del pasado, Oihenart establece la crítica histórica. En la 'Notitia' se aprecia un salto de gran significaciópn conceptual, ya que del navarrismo se desliza al vasconismo, de forma que el conjunto de Vasconia-Euskal Herria se convirtió en objeto de su historia e historiografía», ha escrito Agirreazkuenaga. Otro valor de Oihenart sería su rechazo del cantabrismo.

Euskal Herria es el nombre con el que los euskaldunes o vascófonos denominan a su territorio y población en lengua propia. La primera vez que el vocablo aparece escrito -no una vez, sino tres- es en la obra del noble alavés Juan Pérez de Lazarraga datada entre 1564 y 1567. Luego, en 1571, aparecería también en la traducción del Nuevo Testamento llevada a cabo por el labortano Joanes Leizarraga. Concretamente, Pérez de Lazarraga escribió lo siguiente: «beti çagie laudatu / çegaiti doçun eusquel erria / aynbat bentajaz dotadu» (siempre te alaben, porque has dotado a Euskal Herria con tantas ventajas).

Agirreazkuenaga otorga más valor a la cita de Leizarraga: «Esa obra de Leizarraga fue impresa y tuvo su difusión. Los manuscritos de Lazarraga, sin embargo, se han publicado recientemente».

El libro muestra también el primer mapa -del siglo XI- en el que aparece una mención a las tierras vascas, bajo el nombre de 'Wasconia'. Agirreazkuenaga conoce la intrahistoria del mapa: «La abadía benedictina de Saint Sever o Severo, en la localidad del mismo nombre en el departamento de Las Landas, en el siglo XI poseía grandes posesiones desde Burdeos a Pamplona, lo cual le permitió convertirse en un gran centro cultural. Allí elaboraron una obra de unos 300 folios en pergamino para explicar con dibujos, símbolos y demás el apocalipsis según el evangelio de San Juan. Entre los magníficos dibujos hay un mapamundi, firmado por Stephanus Garsia y en el mapa destaca el propio monasterio y la denominación del territorio con el nombre de Wasconia. Esta obra se conserva en la Biblioteca Nacional de París».

El peligro del anacronismo

El catedrático es de la opinión de que tenemos una fuerte tendencia al anacronismo. «El anacronismo es una práctica común y de ahí surgen equívocos e ideas falsas. La idea de la antigüedad de los vascos sigue muy arraigada, el primitivismo, porque podía ser un valor. Hoy nos referimos a la resiliencia o que la lengua vasca es antigua, pero afortunadamente, de momento, el euskera sigue siendo una lengua moderna y actual, en evolución, igual que los vascos y el euskera ha sido una lengua urbana porque aquí desde hace 700 años una parte importante de la población ha vivido en espacios urbanos y la mayor densidad de población la encontramos en la costa. El pensamiento histórico requiere un aprendizaje como cualquier oficio», ha manifestado.

¿Y qué hacer para que los más jóvenes se interesen por la historia de su país? «En las escuelas creo que debemos partir de la experiencia personal, vivencial, como forma de acercamiento al pasado inmediato. Debemos encontrar los puntos de interés de los estudiantes como punto de arranque para sorprenderlos con otras preguntas y cuestiones que finalmente concluyan una sistematización. Todos tenemos un pasado que gravita en nuestra experiencia. Así aprenderán a pensar históricamente, que es de lo que se trata, a realizar análisis de realidades complejas con la variable tiempo. Los contenidos ya los adquirirán en la medida de sus necesidades».





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