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lunes, 13 de febrero de 2017

Un Adiós a Benito Martín

Les compartimos este obituario publicado en Deia:


Benito Martín Barrioso, soldado del Eusko Gudarostea

Iban Gorriti

El ejército vasco que dio la vida por los Derechos Humanos y las libertades, el Eusko Gudarostea, ha perdido el martes 7 de febrero a otro de sus soldados. La baja es de Benito Martín Barrioso, conocido miliciano de Sestao que formó filas en el batallón Cultura y Deporte de las Juventudes Socialistas Unificadas. Sumaba 97 vueltas al sol. El funeral por su persona se ofició el miércoles 8 de febrero en la iglesia parroquial Santa María del concejo vizcaino.

Martín nació en Sestao en 1919. Se alistó voluntario -menor de edad- al batallón de las JSU y combatió en Lekeitio, donde fue herido y enviado a su hogar, pero regresó a la línea del frente. Fue apresado por el tridente fascista en Asturias y trasladado a León, Teruel, Zaragoza, Donostia. Después de ser puesto en libertad fue llamado a hacer el servicio militar en Miranda de Ebro (Burgos). Retornó a su hogar en 1946.

El miliciano tomó parte en la exposición fotográfica itinerante titulada Azken batailoa (Último batallón), de Intxorta 1937 Kultur Elkartea y posó para el fotógrafo del loable proyecto memorialista Mauro Saravia.

Benito Martín, según detallan desde Gogoan Sestao Elkartea, fue el tercero de once hermanos. Nació en plaza de San Pedro. Contrajo matrimonio con Consuelo Arozamena y el matrimonio tuvo dos hijas: Mariví y Txeli.

Marchó a la guerra a hacer trincheras con 16 años, después de ser rechazado junto a sus amigos -jugadores del equipo de fútbol de Albiz- por su edad, por distintos batallones que estaban en Bilbao preparando el frente de defensa. Pero siguieron en su empeño y fueron aceptados en el Batallón Cultura y Deporte.

Hecho preso sufrió el penal leonés de San Marcos y en un furgón “de 48 horas seguidas de pie” llegó a Teruel. Al llegar le hicieron ir a misa tal cual estaba -se habían hecho sus necesidades encima- a 20 grados bajo cero. El hambre le pasó factura: llegó a pesar 50 kilos. Le hicieron enterrador en la línea del frente. De Zaragoza le conducen a Donostia. Allí la población les cuidó muy bien, dándoles comida, limpiándoles la ropa.

Ya llegado 1942 les dieron una tregua de nueve meses en casa. “En ese tiempo se dedica a buscar trabajo, para lo que va al sindicato, pero allí solo había empleo para las personas afines al régimen”, matizan desde Sestao Gogoan.

Logra un trabajo de pico y pala en Sondika. Para ir allí, Benito hacía uso del tranvía hasta Barakaldo, bote hasta Erandio y allí tomaba un tren hasta su puesto. Acabado el trabajo en Sondika les mandaron a pavimentar la Gran Vía de Bilbao (unión de la plaza Elíptica con la Gran Vía), también pico y pala. “Un día va con su madre al astillero y hablan con un tal Marcaida que era de Sestao y conocido de su madre y empieza a trabajar en un contrata en la Naval”, agregan.

Terminó el permiso y le mandaron a Miranda de Ebro a hacer el servicio militar. De allí le destinan al batallón número 10 de Montaña de Jaca durante cuatro años, hasta 1946, que regresa definitivamente a casa. Al licenciarse sigue trabajando en el astillero.





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