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domingo, 2 de abril de 2017

COVITE Mendigando "Amor"

Allá a finales de 2011 ETA anunciaba el fin de su lucha antifascista armada, noticia que fue muy bien recibida en Euskal Herria pero que trajo desazón para el gremio de guardaespaldas que operaba en la Zona Especial Norte, sabían que se habían quedado sin trabajo. Ellos que durante tanto tiempo habían lucrado con un conflicto provocado y alimentado por aqullos a quienes "cuidaban" ahora se verían obligados a buscarse la vida, horror de horrores, trabajando.

Pues bien, pareciera ser que las personas que regentean los grupúsculos de choque ya han leído entre renglones lo que se avecina para ellos tras el 8 de abril, a juzgar por este texto publicado en Periodista Digital, donde el autor, con tal de ganar simpatía para la desquiciada Consuelo Ordóñez.

Y lo haciendo la Madre de Todas la Comparaciones... equiparando a los vascos con los nazis.

Así es, el llamado As de Hitler utilizado en contra del pueblo vasco y a favor de los sectores más retrógradas de la sociedad española.

Que si estos mismos sectores son los que tienen probados vínculos con la crema y nata del régimen franquista es lo de menos, y que si el régimen franquista a su vez tiene vínculos directos con el Nazismo, pues no importa, y que si los vascos combatieron a los nazis desde 1936 hasta 1945, pecata minuta. El revisionismo proclama que los vascos son peores que los nazis y con eso basta, no hacen falta pruebas, ni documentación, ni rigor histórico.

Y si de paso andar centaveando por la Ordóñez sirve para raspar a Catalunya, pues qué mejor, lástima que lo hecho por Terra Lliure no sirva para tildar a los catalanes de nazis o siquiera de Mussolinianos.

Lean ustedes pues esta bonita pieza de propaganda:


Vicente Torres

En tiempo de Hitler, no ser nazi en Alemania equivalía, prácticamente, a una sentencia de muerte. En cualquier caso, la situación era peligrosa. Nada de ello impidió que algunos alemanes se comportaran con una heroicidad difícil de alcanzar para la inmensa mayoría y generalmente sin recompensa ni reconocimiento.

En el País Vasco quienes se sitúan a favor de las víctimas del terrorismo y en contra de ETA corren riesgo de exclusión social. Durante decenios el riesgo ha sido mucho mayor, pero ni punto de comparación con el de los alemanes del periodo nazi. Por eso cabe considerar que los vascos que de forma voluntaria o por cobardía son cómplices de ETA son peores que los nazis. Del mismo modo se puede considerar a los catalanes que van libreta en ristre tomando nota de los comercios que rotulan en español para denunciarlos. Esos vascos y esos catalanes son peores que los nazis, pero el resto de españoles no pueden echar las campanas al vuelo por sentirse no afectados por la comparación, puesto que no hay más que ver el sueldo que percibe Mónica Oltra y el de Consuelo Ordóñez, por citar dos señoras que viven en Valencia, y luego fijarse en la labor que hace cada una por los españoles.

Si Consuelo Ordóñez recibiera de los españoles el cariño que merece y Covite, la asociación que preside de forma absolutamente modélica, no los mil suscriptores a diez euros al mes, que necesita, sino un millón al menos, esos vascos cobardes y dañinos tendrían que esforzarse por ser mejores personas y ese etarra maldito, como todos los etarras, no habría conseguido el permiso carcelario.
Del mismo modo que Alemania tuvo que reconocer su error y hoy en día nadie presume de su pasado nazi, también la sociedad vasca que ha amparado la brutalidad etarra tendrá que lavar este pasado y reconocer ante las víctimas del terrorismo su culpa.





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