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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Trump el Genocida Sionista

Hay un tema en el que Donald Trump no difiere en lo absoluto con respecto a sus contrincantes "ideológicos" Hillary Clinton y Barack Obama: su absoluta sumisión a los designios del sionismo globalizado.

 Así, por órdenes de sus verdaderos patrones - los oligarcas yankis, no el electorado - ha procedido a llevar a su fin una de las balandronadas más peligrosas de su aberrante carrera política, la designación de Al Quds como capital del engendro colonialista europeo en el norte de África conocido como Israel.

Pero además, fiel a su estilo, se hace la víctima al hacer un llamado a la tolerancia y evitar el lenguaje de odio por parte de quienes critiquen su decisión.

Lean ustedes esto que se reporta desde las páginas de Naiz:


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reconocido Jerusalén como capital del Estado hebreo y ha ordenado al Departamento de Estado comenzar el proceso para trasladar a esa ciudad la embajada estadounidense en Israel, que ahora está en Tel Aviv.

«He determinado que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel», ha dicho Trump en un discurso desde la sala de recepciones diplomáticas de la Casa Blanca, en el que llamó a la calma ante las tensiones que ha generado su anuncio.

Trump ha defendido que su decisión supone meramente «reconocer algo obvio» que Israel «defiende hace décadas» y que sus antecesores no quisieron aceptar quizá «por falta de valentía».

«Esto no es nada más ni nada menos que un reconocimiento de la realidad. Es, además, lo correcto, algo que tiene que hacerse», ha argumentado Trump.

Estados Unidos se convierte así en el único país del mundo que reconoce como capital de Israel a Jerusalén, donde ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la ilegal anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la ciudad.

Los palestinos reclaman Jerusalén Este como capital de su futuro Estado independiente.

El mandatario ha ordenado, además, que el Departamento de Estado comience el proceso para trasladar a Jerusalén la embajada estadounidense en Israel, que ahora está en Tel Aviv.

Ese proceso tardará al menos tres o cuatro años, según la Casa Blanca, porque es necesario construir un edificio lo suficientemente grande y seguro para acoger a las aproximadamente mil personas que trabajan en la oficina de representación estadounidense en el país.

Trump ha prometido que la embajada será «un tributo magnífico a la paz», y ha subrayado que su construcción cumple con lo ordenado por una ley de Estados Unidos de 1995, que instaba a trasladar a Jerusalén esa legación pero que los anteriores presidentes norteamericanos decidieron no implementar.

«Después de más de dos décadas de posponer (la implementación de esa ley), no estamos más cerca de un acuerdo duradero de paz», ha señalado Trump, al asegurar que no tiene sentido pensar que «repetir la misma fórmula exacta» dará un resultado diferente.

Ante las tensiones que ha generado en Oriente Medio su anuncio, Trump ha llamado a «la calma y la moderación», y ha pedido que «las voces de la tolerancia se impongan a las del odio».

«Es hora de que todas las naciones civilizadas (...) respondan a los temas que generan desacuerdo con debate, no violencia», ha indicado el presidente estadounidense.






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