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sábado, 20 de enero de 2018

Más Allá del Torcido Mandato

El españolismo impuso su retrógrada visión del relato histórico con respecto a las consecuencias del conflicto político generado por la negativa por parte de Madrid de renunciar a las glorias de su pasado imperialista permitiendo a las naciones bajo yugo colonial desarrollar su procesos de autodeterminación y recuperación de su soberanía. A saber, hoy en en estado español hay por lo menos cinco procesos de descolonización, cada uno en diferentes etapas siendo los más maduros el de Euskal Herria y el de Catalunya, pero sin demeritar los pasos que en ese sentido se dan en Galiza, Andalucía y Las Canarias.

Nadie niega que hubo violencia, la estatal que fue la causa y la popular, que fue el desafortunado efecto.

Nadie tampoco desde el ámbito popular niega que hubo dolor, que existieron y existen víctimas de una vorágine de violencia que llegó a su fin tras amplios consensos hace ya seis años, en lo que respecta a una de las partes. La otra de las partes ha seguido recurriendo a esa violencia seminal, la violencia de décadas que iniciase ese ciclo hoy cerrado unilateralmente en Aiete, esa violencia legaloide que se despliega lo mismo en Barcelona en contra de votantes que en la propia Euskal Herria... en contra de usuarios de las redes sociales... en contra de menores de edad que arriesgan la vida en las carreteras solo para poder ver a sus madres y padres... en contra de asosiaciones vecinales que denuncian la corrupción de las instituciones parapetadas detrás de esa violencia.

Pues bien, en esa imposición de su relato obligaron a la administración pública de la capital de todos los vascos a colocar placas en honor a los que los españolazos consideran sus caidos. Los muertos en las fosas y cunetas consecuencia del alzamiento militar del 36 pueden esperar... ellos, ante el nuevo escenario avalado hoy incluso por el Ministerio de Justicia del estado francés, pretendieron poner un nuevo obstáculo a la paz y a la reconciliación. Lo que no se esperaran es que de un revés, inteligente y cuidadosamente medido, EH Bildu por medio de Joseba Asiron colocara la pelota en su tejado. UPN ya ha hecho acuse de recibo, pareciera ser.

Les invitamos a leer este reportaje por parte de Gara:


El Consistorio de Iruñea ha comenzado a colocar placas de recuerdo a fallecidos en atentados de ETA. Había un mandato parlamentario para ello, pero el alcalde, Joseba Asiron, le ha añadido un enfoque constructivo y humano visitando ya a algunas víctimas. A la vez, casi todo el Parlamento ha pedido desclasificar documentos de Sanfermines 1978.

Martxelo Díaz - Ramón Sola

Los grupos de diálogo de Errenteria y otros ayuntamientos, el reciente acto de recuerdo unánime en Zarautz... Las iniciativas por la reconciliación y la convivencia que van apareciendo en el ámbito local en Euskal Herria tienen ahora un nuevo jalón en una capital: Iruñea. Existía un acuerdo parlamentario para que se colocaran placas de recuerdo a las personas fallecidas a manos de ETA, pero el alcalde de EH Bildu, Joseba Asiron, ha decidirlo no dejarlo en un acto de trámite y convertirlo en una iniciativa constructiva y con valor real. La noticia añadida al inicio de la colocación de las placas es que el alcalde y las familias respectivas están manteniendo encuentros que Asiron calificó ayer de «emotivos».

Las placas se han colocado en el número 16 de la Bajada de Xabier, donde murió Alfredo Aguirre Belascoain, de 14 años, al recibir el impacto de una bomba el 30 de mayo de 1985; y en la confluencia de las calles Marcelo Zelaieta y Bernardino Tirapu, en Arrotxapea, donde estaba el bar Porrón y falleció el policía Ángel Postigo Mejías el 15 de junio de 1980. Incluyen la inscripción «En memoria de», en euskara y castellano, junto al nombre de la persona, las fechas de nacimiento y muerte y las palabras «víctima de ETA».

En total, la lista de personas muertas en atentados de ETA en Iruñea asciende a 27. Para poner las placas es necesario contactar con las familias y recibir su visto bueno. El Consistorio de Iruñea ha podido entablar comunicación con cinco. Con las dos que contestaron de modo afirmativo e inmediato, Asiron ha mantenido encuentros personales, que resume como «cargados de emoción y dolor en más de un momento» y caracterizados por «la cercanía, el respeto y la cordialidad». Una tercera familia ha rehusado que se coloque la placa considerando que ello supondría «tener un recuerdo perenne del sufrimiento». Y otras dos se han negado, aunque Asiron desea que «sea solo inicialmente».

«Se trata de una obligación moral y siento satisfacción y orgullo por poderla llevar a cabo», destacó en su comparecencia Asiron. Subrayó que se enmarca en el trabajo por la memoria, dignidad, reconocimiento y reparación de las víctimas. Es consciente de que se abre «un proceso largo y complicado», pero incidió en la satisfacción que le han producido esos encuentros realizados en sus propios domicilios.

UPN se implica por 1978

Obviamente la violencia de ETA no ha sido la única de estas décadas en Iruñea, y al respecto hubo otra noticia relevante ayer: el Pleno del Parlamento aprobó una moción que insta al Gobierno español a desclasificar «todos los documentos, informaciones, datos y objetos existentes en la Administración del Estado relacionados con los sucesos de los Sanfermines de 1978», el asalto policial que acabó con la vida del joven de Iruñea Germán Rodríguez.

La resolución estaba impulsada por Geroa Bai, EH Bildu, Podemos-Ahal Dugu, PSN e I-E, pero contó además con el apoyo de UPN, mientras el PP se abstuvo alegando cuestiones de competencia. Desde UPN, Iñaki Iriarte resumió que «pedimos para los familiares lo que deseamos para todas las víctimas de cualquier terrorismo: verdad, justicia y reparación».






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